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Taboadela

Taboadela, paz a los pies de la torre

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A 12 kilómetros de la ciudad de Ourense reina una infinita quietud. Taboadela es un municipio tan próximo a la capital provincial que ha sido escogido por varias empresas para instalarse en el radio de acción de la urbe, pero al mismo tiempo logra mantenerse al margen del bullicio. Seguramente en este don haya influido la orografía: una gran llanura de origen lacustre donde resuena el silencio, el valle de A Rabeda, y un río, el Barbaña, conforman ese remanso de paz que se puede otear desde miradores como el del Alto de San Xoán y el de O Castro.

Hace dos milenios, aquí estuvieron los romanos. Su huella permanece indeleble en los restos de sendas calzadas romanas que atraviesan las poblaciones de San Miguel de Taboadela y Santiago de Rabeda. Aquí fue hallada también un ara de tiempos del imperio. Existe un cementerio paleocristiano donde ha aflorado cantidad de material de construcción de los romanos.

Además de varios pazos, rectorales y caseríos, junto a los pueblos donde todavía se conservan las casas típicas con escaleras de piedra hay parroquias dignas de una visita como las románicas de San Xurxo da Touza y Santiago de Soutomaior. Por su parte, las de Santa María de Torán y Santiago de Rabeda son barrocas.

En Torán, próximas al pueblo y a la iglesia parroquial de este lugar, se levantan las ruinas de una torre del homenaje que perteneció a un castillo medieval, ya desaparecido. La Torre de Torán, posiblemente el elemento patrimonial más singular de Taboadela, tiene una recia estructura cuadrada, hoy casi tan ancha como alta, después de venirse abajo parte de ella. En su pared mejor conservada alcanza los 12 metros de estatura, y la base es de 11 por 8 metros. Todavía sobreviven troneras en tres de sus caras y una puerta ojival al oeste sobre la que se alzan dos ventanas.

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