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Tamames

Un pasado que dejó huella en el Campo Charro

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Tamames se alza en pleno Campo Charro. Se trata de un municipio cuyo primer asentamiento hay que ir a buscarlo al paleolítico inferior, época de la cual se descubrieron algunos útiles de piedra tallada. También de la época celta se conservan restos en Tamames, concretamente dos efigies de granitos conocidas como cabezas cortadas, y restos de los castros cercanos a la localidad.

Pero el edificio más antiguo que queda en pie es el del castillo de la localidad, declarado Bien de Interés Cultural, que parece ser que data del siglo XIII, aunque hay indicios de que anteriormente, ya en el XI, habría en el lugar algún tipo de fortaleza. De hecho, los relieves que se pueden ver en el doble dintel de la entrada, según apuntan los entendidos en la materia, serían de estilo visigodo, por lo que el origen primitivo de esta construcción podría datar incluso de los s. VI o VII.

Otro de los edificios importantes de Tamames es su iglesia, dedicada a Nuestra Señora de la Asunción y de gran valor artístico, especialmente por su capilla mayor, que data del s. XVI y es obra de Gil de Hontañón. Gran parte del edificio, que cuenta con tres espaciosas naves y una sacristía barroca, fue destruido en 1710, durante la Guerra de Sucesión, pero aún así se puede observar en su interior figuras de gran valor artístico e histórico, como la imagen del Cristo del Amparo –patrón del municipio– o de la Virgen del Rosario, ambas del s. XVII.

Dando un paseo por el municipio, se puede visitar la ermita de la Virgen de los Remedios –ubicada al final de la calle Humilladero–, o Las Pozas, unos antiguos lavaderos techados que han sido restaurados. En cuanto al entorno de Tamames, hay varias rutas que se pueden disfrutar, como la de bicicleta que une la localidad con Las Quilamas.

Pero la ubicación de Tamames no solo le ha servido para tener un pasado muy antiguo, sino también cargado de historia como la que alimenta la leyenda en torno a la Fuente Roldán. Se trata de una fuente ubicada a dos kilómetros del núcleo urbano, en la carretera que va a Salamanca, y que está señalizada por un letrero. Se encuentra en un hueco al que se baja por unos escalones y lo primero que llamará la atención es su fuerte olor, fruto de su alto contenido en azufre, pese a lo cual se asegura que es muy saludable y que en otros tiempos sirvió incluso con fines terapéuticos para sanar a los enfermos de ciertas dolencias. Según la leyenda, que tiene varias versiones, esta fuente nació del hueco que dejó la lanza de un caballero (de nombre Roldán, posible protagonista del Cantar de Roldán), cuyo caballo también dejó marcado en la roca su huella al caer en plena huida de la batalla.

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