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Vega de Infanzones

Agua y vino, ingredientes esenciales de la historia de León

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Las edificaciones de toda esta comarca leonesa se caracterizan por ser de adobe y tapial, un material hecho de barro crudo sin cocer. El adobe incorporaba elementos como paja picada, arena o estiércol y cal que, amasados con agua, daban lugar a grandes bloques una vez secados al sol. El tapial, solo utilizado en grandes muros, consta de tierra aprisionada que se sustentaba con barro y cantos rodados. Las excepcionales propiedades de aislamiento térmico y acústico de estas construcciones y su relativa facilidad para obtener su materia prima en la zona quedaron injustamente en desuso con la llegada de las técnicas mudéjares de ladrillo.

En los límites al norte del municipio se unen los ríos Bernesga y Torío. En Vega de Infanzones, la ingeniería tradicional se muestra en sus molinos, de los que hubo hasta diez, movidos por la Presa del Infantado. El Molino de Grulleros, localidad del municipio en la histórica Presa del Bernesga, ha sobrevivido hasta nuestros días y es un excelente ejemplo de construcción tradicional, con sus arcos bajo los que transcurre el agua.

Las tierras de Vega de Infanzones se han dedicado desde hace siglos al cultivo tradicional de la vid. Ello ha motivado la existencia de muchas bodegas edificadas a la manera típica de esta zona de León, excavadas en las laderas de las colinas. La tierra arcillosa permite crear de manera rápida galerías y estancias subterráneas que, al contacto con el aire, se transforman en muros sólidos, casi de aspecto pétreo. La ventilación, realizada a través de 'cubos' o bóvedas cónicas con orificio superior, permitían airear el proceso de fermentación del vino y facilitar la descarga de la uva desde la parte superior. Hoy muchas de las viñas están abandonadas y las bodegas sirven de merenderos.

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