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Vilar de Santos

La memoria de la laguna

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Con menos de 21 kilómetros cuadrados de superficie, Vilar de Santos es uno de los ayuntamientos más pequeños de Ourense, pero a juzgar por su patrimonio tanto natural como cultural puede afirmarse que están bien aprovechados. Aquí permanece impasible al tiempo una interesante iglesia medieval, San Xoán, que perteneció a la orden militar de Santiago. Dependía de un monasterio y estaba en la aldea de Saa hasta que fue trasladada a la capital, Vilar de Santos, con sus dos bellas fachadas del siglo XIII. Cerca del templo existe una construcción con la cruz de Santiago que se pudo tratar de un hospital de peregrinos.

Allí, en el núcleo de Vilar de Santos, se emplaza ahora el Museo Etnográfico da Limia, una visita verdaderamente interesante en la que se rinde culto a la memoria de la Laguna de Antela y la vida tradicional de la comarca. Hasta su desecación artificial en los años 50 y 60, la laguna era la extensión de agua dulce más grande de la Península Ibérica. La vida cambió radicalmente a partir del momento de su desaparición. Gran cantidad de vecinos de la comarca emigraron y otros empezaron a dedicarse al cultivo de patatas y cereales en grandes superficies. El museo cuenta con cinco áreas temáticas (El mar de A Limia, El mundo rural, La vida en la casa, Los oficios y El comercio) y los guías son vecinos que cuentan cómo era su propia vida y la de sus antepasados.

Otra visita ineludible para comprender la vida en la zona suroriental de la provincia es la aldea de Saa, un conjunto de arquitectura tradicional rehabilitado a partir de una aldea abandonada con raíces en un poblado castreño. Hasta los años 30 era cabecera parroquial, pero el núcleo quedó abandonado con el éxodo de los 50 y 60. Hoy el Ayuntamiento promueve varias iniciativas para llenar de vida la localidad, con alojamientos turísticos e iniciativas empresariales.

En Parada de Outeiro, donde se encuentra la otra iglesia parroquial del municipio, con elementos románicos en sus portadas pero muy transformada, se ubicaba en tiempos de los romanos una villa. La Vía Nova, calzada romana de Braga a Astorga, cruzaba el sur del término municipal y sobreviven aún numerosos miliarios.

Por acuerdo de la Unesco, el ayuntamiento, con su apacible paisaje de tierras de labor, forma parte desde el año 2005 de una Reserva de la Biosfera junto con los municipios de Allariz, Rairiz de Veiga y A Bola. Para conocer sus riquezas naturales existen varias rutas de senderismo señalizadas.

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