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Villardeciervos

Piedra sobre piedra

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La Sierra de la Culebra (declarada Reserva Nacional de caza desde 1973 y que se extiende desde cerca de Puebla de Sanabria hasta el río Esla, al oeste de la provincia) acoge, a sus pies, a esta localidad zamorana de menos de 500 habitantes. La piedra rojiza de su construcción típica, con casonas de varias plantas y bonitas galerías voladas, acompaña los paseos por su interior, ya sea cruzando su Plaza Mayor, el barrio de Abajo, o el mismo centro. Su casco histórico fue declarado bien de interés cultural en la categoría de Conjunto Histórico en 1987. En él destaca la Iglesia de Nuestra Señora de la Asunción, que cuenta con un retablo del siglo XIX. En sus alrededores predominan los robles, los castaños y las coníferas. Al norte se encuentran los pantanos de Agavanzal, Valparaíso y Cernadilla.

Villardeciervos ha contado con actividad minera, pero las tareas agrícolas y ganaderas han sido el sustento de su población desde el principio de sus días. Los visitantes suelen acercarse a conocer la Playa de Villardeciervos, un pequeño embarcadero con merenderos donde se pueden pescar truchas. Otro punto de visita importante es la Peña de Castro (perteneciente a los vacceos en torno al siglo VII a. C.), desde donde hay unas magníficas vistas de las laderas de roble, pino y castaño.

No hay que irse sin probar el agua del Caño Grande, una fuente de uso diario en la localidad con agua que baja desde la Sierra de la Culebra y donde, antiguamente, las mujeres lavaban la ropa. A finales de verano y principios de otoño se oyen los roncos y largos bramidos de los machos en celo y resuenan los golpes de sus osamentas, en su lucha por hacerse con el control de la manada.