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Plaza de toros

Pontevedra, Pontevedra

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Los faros halógenos alumbran desde arriba, al estar semicubierta. La arena refracta esa luz artificial generando tonos que no pertenecen ni al día, ni a la noche. El sol se filtra por la oquedad del diámetro de esta plaza, obligando a los asistentes a colocarse la mano sobre la frente para hacer visera. Ya hay bullicio en los espectadores que, poco a poco, se van impacientando y charlan con el de al lado. El festejo está a punto de comenzar en este coso construido en 1900, en el que –según la tradición taurina- el poeta Rafael Alberti acompañó al torero Ignacio Sánchez Mejías en el paseíllo.