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Es la estampa más icónica del concejo. El escenario perfecto para hacerte la foto de recuerdo. Aunque el Puentón, como también se le conoce, lleva el apellido de romano tiene su origen en la Alta Edad Media, en el siglo XIV, y su estilo es gótico. En el centro cuelga una réplica de la Cruz de la Victoria, símbolo del Principado de Asturias. Si te asomas al río Sella, seguramente veas algunos piragüistas haciendo el descenso rumbo a Ribadesella.
Un trinomio donde se combinan historia, mitología y naturaleza. Aquí se dice que empezó la llamada Reconquista de los cristianos frente a los musulmanes por parte del rey Don Pelayo. Dentro de una cueva se venera a La Santina (una réplica de la original, que se quemó en 1777) y descansan los restos del primer monarca de Asturias y su esposa. Si alzamos la vista, contemplaremos la imponente basílica de Covadonga, de piedra rosácea y marmórea, a la que suele acariciar por las mañanas la niebla del valle. Para rematar la excursión, ascendemos hasta los lagos Enol y Ercina, donde se reflejan las espectaculares cumbres de los Picos de Europa.
Un paseo por las calles de Cangas de Onís nos traslada a finales del siglo XIX y principios del XX, cuando muchos paisanos regresaron de las Américas (sobre todo Cuba y México) con bastante dinero en los bolsillos. Para reivindicar su nueva condición de ricos, construyeron palacetes, como la Casa Dago, Riera o Villa María, donde ahora se ofrecen banquetes.
Asturias es tierra de quesos. Cuenta con más de 40 variedades, entre las que destacan las afamadas de Cabrales, Casín, Los Beyos, Afuega’l pitu o el Gamonéu, el autóctono de Cangas de Onís. Casi todos los encuentras en ‘Aquilino’, “la quesería más antigua de Asturias, que abrió sus puertas en 1865”, asegura su propietaria, María Jesús Sánchez, tataranieta de la fundadora, “porque aquí siempre hemos sido mujeres las que hemos regentado el negocio”. También se puede echar a la cesta galletas de manzana, avellana y nuez, orujos, mieles o preparados de fabada.
En las diferentes tiendas de recuerdos, como 'Asturias Encantada', puedes encontrar artesanía 100% asturiana, desde joyas orgánicas con residuos de manzanas a alfarería autóctona. Piezas decorativas o vajillas de cerámica negra de Llamas de Mouro (Cangas de Narcea) o de El Rayu (Siero), con su característico vidriado blanco y azul cobalto, que han resucitado pequeños talleres y que es perfecta para decorar comedores y cocinas.
'La Barata' comenzó su actividad en los años 30 del siglo XX, como un colmado donde se podía conseguir desde un tornillo a conservas, pan o legumbres. “En el 99 decidimos especializarnos en productos asturianos, como fabes, quesos, sidras, mermeladas o embutidos”, recuerda Elías González, tercera generación. Abren todos los días del año y es uno de los negocios con más éxito en la concurrida calle San Pelayo.
Desde hace siglos se celebra cada semana el Mercado Dominical en el entorno del Palacio Pintu. Ha cobrado tanta importancia que incluso ha condicionado los usos comerciales del concejo, donde se abre los domingos y se descansa los lunes. Bajo los soportales, cuyos pilares recrean la estética de los pegollos (pies) del hórreo, se dan cita productores locales para ofrecer quesos, embutidos, verduras, frutas, flores o mieles.
El joven chef Carlos Peruyera puede presumir de hacer el Mejor Cachopo de España, al coronarse en 2024 en el Concurso Nacional. El jefe de cocina de 'Los Arcos' (Recomendado Guía Repsol) lo elabora con solomillos de ternera asturiana, rellenos de crema de queso de Los Beyos, ahumado de Pría, paletilla ibérica, crema de gula de monte silvestre, rebozado en panko y coronado con un velo de Joselito. Para rematar, muy recomendable su pastel fluido relleno de praliné de avellana.
Esta sidrería la fundó en 1929 Pinín, el abuelo del actual propietario, José Fonseca. En su comedor aún se conservan los toneles de castaño y la prensa del antiguo llagar, que dejó de funcionar a principio de los años 80. Para acompañar la sidra escanciada, los polesinos (tortos de maíz con cebolla caramelizada, queso azul y morcilla), ternera del país, pulpo a la brasa o los guisos de casquería (callos, lengua de cerdo u oreja).
Un antiguo molino rehabilitado y rodeado de naturaleza. El restaurante 'El Molín de Mingo' (Un Sol Guía Repsol) lo dirige la chef Dulce Martínez, que combina en su propuesta de dos menús (corto y largo) el recetario tradicional de arroz con pitu de caleya, los tortos con queso Afuega'l pitu, fabada o los postres caseros, como el arroz con leche.
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