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Un recorrido con la escritora

Por la costa vasca con María Belmonte

Actualizado: 05/11/2017

Distancia: 38 Kms

Duración: 2 días

Visitas: 3 paradas

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Recorremos durante un fin de semana algunos de los lugares del litoral euskaldún preferidos por la escritora bilbaína, autora de Los senderos del mar. Un viaje a pie y gran conocedora de las maravillas de su tierra natal.

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"Mi plan perfecto durante una escapada de fin de semana debe incluir una buena caminata y una buena comida, por ese orden. Y la costa vasca ofrece un marco excelente para el senderismo y la gastronomía", señala rotunda María Belmonte a propósito de la propuesta de Guía Repsol de ejercer de cicerone en un recorrido de fin de semana por sus rincones favoritos de la costa vasca.

Escritora y traductora bilbaína, María Belmonte es autora de Los senderos del mar. Un viaje a pie (Editorial Acantilado), exitoso y heterodoxo relato sobre el viaje a pie en el que recorrió el litoral vasco de punta a punta, desde la francesa Bayona a la vizcaína Cobarón, en la frontera con Cantabria.

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Es seguro que, a una buena conocedora de la zona como es María Belmonte, la proposición le ha puesto en un brete. Qué difícil elegir un lugar y despreciar cualquier otro, cuando todos son tan hermosos, cuando todos guardan historias, recuerdos y sentimientos.

La escritora ha declarado, por ejemplo, el pasmo que sintió en cierta ocasión en el cabo Matxitxaco cuando notó el latido del Cantábrico, pareciéndole el mar una criatura gigantesca. Tampoco hace ascos a los asentamientos de los hombres en la costa. En especial Donostia: "Adoro San Sebastián. Me parece uno de los lugares más hermosos que conozco. Allí viví dos años y si pudiera me volvía mañana".

La escritora vivió dos años en San Sebastián. Foto: Shutterstock
La escritora vivió dos años en San Sebastián. Foto: Shutterstock

Bilbao también le apasiona. "El itinerario descrito en mi guía no contemplaba pasar por Bilbao, pero, una vez en el Puente Colgante, la sentí tan próxima que no me pude resistir a hacerle una visita", se lee en el capítulo titulado 'Bilbao song' de su libro, donde recorre en unas cuantas páginas la historia de la ciudad del Nervión, con visitas a su querido Museo de Bellas Artes, el parque de Doña Casilda y el muelle de Martzana, frente al mercado de la Ribera.

Fiel a sus gustos por la caminata, Belmonte escoge para este fin de semana un hermoso recorrido pedestre por el epicentro del litoral euskaldún. "Adoro viajar a pie. Caminando experimentamos el mundo en nuestros cuerpos.... explorar a pie los viejos caminos es abrir la puerta a lo imprevisto", asegura.

Puente de Zubizuri en Bilbao, ciudad natal de la escritora. Foto: Alfredo Cáliz
Puente de Zubizuri en Bilbao, ciudad natal de la escritora. Foto: Alfredo Cáliz

Para un fin de semana se decanta por uno de los tramos más espectaculares del litoral vasco: el que se extiende entre Zarautz y Deva. Aconseja recorrerlo a través del Sendero Talaia, la legendaria calzada que recorría la costa cantábrica. María Belmonte avisa a quienes no les guste demasiado caminar, o no puedan hacerlo por cualquier causa, que a todos los lugares de este recorrido se puede acceder en coche.

PRIMERA JORNADA

Zarautz

Iniciamos de la mano de la escritora este periplo que arranca en el zarauztarra palacio de Narros. Edificio histórico del siglo XVI al que no le faltan leyendas, se sitúa junto a la salida oeste de la localidad guipuzcoana, al final de la larga playa blasonada con sus inconfundibles casetas de tela a rayas blancas y azules. El palacio albergó durante varias temporadas estivales de mediados del siglo XIX a la reina Isabel II, asunto que convirtió a la villa, hasta entonces marinera, en destino turístico de primer orden, algo que no ha dejado de ser desde entonces.

La localidad es un importante destino turístico en la costa vasca. Foto: Shutterstock
La localidad es un importante destino turístico en la costa vasca. Foto: Shutterstock

Rumbo a Getaria, la calzada pasa por la ermita de Santa Bárbara, patrona de las tormentas. Se distinguen abundantes viñedos que descienden casi hasta el mar. Son uvas de la variedad Hondarrabi zuri, con la que se fabrica el apreciado txacolíde la zona. Y entre los exclusivos racimos aparece Getaria agarrada a la cola de su Ratón, el monte de San Antón, que se une a la costa por un tómbolo ocupado por el puerto de la villa marinera.

Getaria

Hablar de Getaria es hablar de sus dos hijos más ilustres: el navegante Juan Sebastián Elcano y el modisto Cristóbal Balenciaga. La gesta de aquel, el primero que dio la vuelta al mundo navegando, se subraya con las tres estatuas erigidas en su memoria, una calle y un restaurante con dos Soles Repsol, ambos con su nombre. La memoria del segundo se resalta y conserva en el monumental Museo Balenciaga situado en lo alto de la villa.

La estatua de Juan Sebastián Elcano, ciudadano ilustre de la localidad. Foto: Shutterstock
La estatua de Juan Sebastián Elcano, ciudadano ilustre de la localidad. Foto: Shutterstock

María Belmonte hace hincapié en el barrio de Askizu "donde parece haberse detenido el tiempo". Aquí se alza la iglesia de San Martín de Tours, parada obligada de los peregrinos que recorren el Camino de la Costa rumbo a Santiago de Compostela. En su interior se conserva una imagen plateresca del santo protector de los caminantes y peregrinos, legado por Juan Sebastián Elcano.

Zumaya

Continúa nuestra ruta hasta Zumaya, donde la casa museo del pintor Zuloaga, estos días tan de moda gracias a la gran exposición recién presentada en Madrid sobre sus años parisinos. Antes que por la obra del gran artista y por el interés de su refugio íntimo, Zumaya es famosa hoy por otra cosa. "Ha tenido sus quince minutos de gloria y es cada vez más visitada por haber aparecido en alguno de los episodios de la famosa serie Juegos de Tronos”, recuerda Belmonte.

Por algo este lugar fue elegido como uno de los escenarios de Juego de Tronos. Foto: Shutterstock
Por algo este lugar fue elegido como uno de los escenarios de Juego de Tronos. Foto: Shutterstock

En opinión de la escritora, la responsabilidad recae sobre la naturaleza de esta parte de la costa: "El culpable es una maravilla natural que se extiende a nuestros pies, si nos acercamos a los acantilados: el flysch de Algorri". Esta serie de pliegues que surgen verticales del suelo son como un inmenso hojaldre de roca, "como lo definen los expertos", y que se extiende entre Zumaya y Deva.

Uno de los mejores lugares para contemplar tan formidable espectáculo geológico es la ermita de San Telmo. El pequeño templo consagrado al patrón de los marineros se alza en la punta de los acantilados. Se ganó a partir de 2014 una enorme fama que todavía se prolonga, pues también fue set de rodaje de Siete apellidos vascos, una de las más exitosas películas del cine español.

La Ermita de San Telmo ofrece unas vistas espectaculares del paisaje. Foto: Shutterstock
La Ermita de San Telmo ofrece unas vistas espectaculares del paisaje. Foto: Shutterstock

Acaba la primera jornada y esta ermita es una formidable atalaya para contemplar la puesta de sol. "Zumaya también es un lugar perfecto para quedarnos a pasar la noche y reponer fuerzas en cualquiera de sus tabernas y restaurantes", aconseja la escritora.

SEGUNDA JORNADA

Sakoneta

El sendero Talaia nos lleva hacia Deva. "Es un camino que atraviesa colinas y praderas herbosas en las que pasta apaciblemente el ganado. En este tramo encontramos parajes asombrosos como Sakoneta". Considerada la parte más vistosa y escondida del biótopo Deva-Zumaia, aquí se sitúa una de las mayores rasas mareales del litoral cantábrico. Es una extensa plataforma rocosa que sale a flote durante la marea baja. Entonces se descubren sus fantásticas formaciones, caracterizadas por largas rayas y relieves paralelos de roca.

Las increíbles formaciones de la costa de Sakoneta. Foto: Shutterstock
Las increíbles formaciones de la costa de Sakoneta. Foto: Shutterstock

Deva

"Nos asomaremos a los acantilados de Mendata, horadados de cuevas y con pequeñas calas en las que se practicaba el contrabando; desde allí ascenderemos a la ermita de Santa Catalina, otra patrona de peregrinos y navegantes". En este punto se divisa la porción de costa que hemos recorrido.

"También se descubre el casco de Deva, que nos aguarda muy cercano. Cuando cansados lleguemos a su puerto, nos asaltará sin duda el 'olor a mar' que emana de las redes, las embarcaciones, las cajas de pescado recién desembarcadas y las algas de las escolleras. Es el perfume indescriptible de la costa vasca". Acunados por tan irresistible aroma concluyen las últimas horas de este fin de semana de autor a través de una porción exclusiva de la costa vasca.