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"Todo empezó buscando en Madrid unos xiao long bao que nos recordasen de verdad a los que puedes comer por las calles de Shanghái", nos cuenta Hugo Gallardo, uno de los socios, para explicarnos cómo surgió este chino de Chueca.
Él (venezolano) y sus otros dos socios (un chino y un español) se hicieron amigos en esa ciudad, "donde probamos toda la comida callejera que puedas imaginar, y que era lo que queríamos traer aquí, pero en plan divertido e informal, ¡para pasarlo bien!", añade.
En el local, adornado con sombrillas de colores y dibujos pop, un equipo de cocina nativo prepara los referidos xiao long bao (hechos a mano cada día y, por cierto, muy top), pero también brochetas, tallarines salteados, carnes, baos o, para el postre, un peculiar (y fotogénico) gofre típico chino –al que ponen helado, nubes y mil cosas más–, que es auténtica gloria bendita.
¡Ah! El precio medio está entre 15 y 20 €. "Queríamos que el concepto callejero estuviera en todo: la comida, el espacio y, por supuesto, el precio, para que la gente pueda y quiera repetir", dice Hugo. Nosotros queremos.
No hay que ser un lince para adivinar de qué va este establecimiento porque el nombre lo deja bien claro. ¡Correcto! Va del bocado callejero mexicano por excelencia, o sea, de tacos. Como proclama sin tapujos uno de sus encargados, "de los mejores tacos de Madrid y de España". Nosotros no nos atreveremos a afirmar tanto porque, evidentemente, no los hemos probado todos, pero sí diremos que estos están jugosos y ricos (ojo al de pastor, al de cochinita pibil y al de nopales con queso).
Si unimos esto al hecho de que cada taco cuesta 1 o 1,50 € (como lo lees), nos parece bastante comprensible que a las puertas de los dos locales que tienen en Madrid siempre suela haber una fila considerable de personas. En el de la calle Botoneras –abierto antes del verano al lado de la Plaza Mayor–, algo menos que en el cercano a la Gran Vía, que lleva tres años.
Si no vas en plena hora punta de comida, cena o merienda (podrías hacerlo porque su horario es ininterrumpido), es posible que tengas la oportunidad de probarlos sin apenas tener que esperar.
La idea era transmitir la esencia de Bombay –de donde es el dueño– con sus colores, sus sabores y su energía, pero todo desde una perspectiva muy cool", explica Déborah Vieco, la encargada. Y así ha sido. Porque este restaurante ubicado detrás de la Gran Vía tiene rollo. Mucho rollo. Por la decoración, que mezcla detalles retro con neones, mesas y sillas desiguales, por la música R&B, hip-hop y deep house que suena de fondo y por el ambiente, modernete y molón.
Y ¿qué se come? "Es street food de allí y, por cierto, todo se puede pedir en versión vegetariana", recalca Déborah. Tienen pakoras, el clásico tikka masala, un cremosísimo pollo makhani, naan con queso o mantequilla, curries… Para tu información, el precio medio anda por los 18 €.
El restaurante de Madrid, que se suma a los dos de Barcelona, tiene tres plantas. Aparte de las dos de arriba, abiertas desde marzo, a inicios de octubre inauguran en el sótano un espeakeasy –por aquello de su puntito clandestino y canalla– para tomar a media luz exóticos cócteles de autor, al ritmo que marque el DJ de turno.
Si hay algo callejero en esta vida es un bocata. Y su faceta más internacional es lo que ha traído a Madrid 'La Sanducherie', donde preparan bocadillos con sabores propios de distintos lugares del mundo. Ejemplo: Adoro el pomodoro (con mozzarella, orégano y pesto), muy a la italiana; El cubano mi hermano (como el sándwich típico de la isla caribeña); el Pollo thai (marinado al estilo tailandés), etc.
Aquí, en lugar de tirar por el lado cañero para la decoración, lo han hecho por el más lady (véase el papel pintado de flores de las paredes). "Queríamos que fuera un sitio informal y barato (precio medio, 15 €), pero también acogedor y bonito", comenta Alfredo Romero, uno de los dueños. Y lo es.
Por cierto, su carta, renovada hace poco, acaba de incorporar el primero con pescado –salmón, para más señas– y ahora permite, además, elegir el tipo de pan y los extras que queremos sumar a nuestro bocata. Lo que sí se ha mantenido es el acompañamiento con que sirven cada uno, a elegir entre ensalada, patatas fritas o patatas fritas trufadas (haznos caso y escoge estas últimas, ¡no te arrepentirás!).
A pesar de que hoy en día sea una cadena y pueda parecer que lleva ya un montón de tiempo dando guerra, la verdad es que la historia de 'Tuk Tuk' es relativamente reciente. De hecho, el primer establecimiento lo abrió en la zona de Bilbao hace apenas tres años.
Lo que pasa es que el concepto que trajo aquel restaurante, basado en una combinación de comida callejera del sudeste asiático (Tailandia, Malasia, Filipinas, Singapur, etc.), con una decoración desenfadada y medio gamberra, y un precio razonable (unos 15-20 €), claramente, conquistó al respetable. Y, claro, ha crecido como la espuma (sirvan de prueba los ocho locales que tiene ya por distintas zonas de Madrid).
A nosotros nos sigue gustando mucho su concepto original, amén de su pad thai, uno de los greatest hits de la casa. En la carta, lo acompañan otros tantos platos de noodles, así como curries, sopas, brochetas, arroces con carnes y verduras...