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Algo especial y único tiene la luz de León. Te abriga en esas mañanas de frío cortante, te epata al penetrar por la policromía de las vidrieras de su catedral y te recarga de energía al contemplar cómo se refleja en el espectacular lienzo arquitectónico del Renacimiento que es la fachada de San Marcos, que hoy alberga el Parador de León.
Esa luz es una huésped permanente en la habitación 401, ubicada en el torreón izquierdo del antiguo Convento de San Marcos. "Antes de la reforma interior del Parador, que se alargó durante tres años, era una estancia mucho más oscura, con suelos de caoba vestidos con alfombras, paredes y cortinones de terciopelo rojo, enormes puertas de madera maciza grabada, lámpara de araña y decorada con bodegones, arcones, bargueño y secreter, que te trasladaban a una época medieval", explica Ana Domínguez, la directora del Parador, mientras activa el mecanismo de apertura de las cortinas.
Es en ese momento cuando se produce el efecto ¡guau! entre los clientes. A través de los grandes ventanales, de arco de medio punto en su exterior, se les presenta una panorámica del cauce del río Bernesga, con su acogedora arboleda de chopos, del popular barrio de Las Eras de Renueva y de la diáfana y muy concurrida Plaza de San Marcos. "Muchos de nuestros huéspedes reconocen que un día se les queda corto, porque necesitan uno completo para disfrutar de la ciudad y otro para aprovechar al máximo la habitación", apunta Domínguez, leonesa que, tras 14 años en Paradores, ha regresado a su ciudad hace un año para tomar las riendas de este buque insignia de la cadena hotelera pública.
A la estancia -una de las 51 con las que cuenta actualmente el Parador- se accede tras subir 16 escalones. Es espaciosa, con una cama king size con dosel -de los pocos detalles de época que se conserva- y cabecero de madera. La paleta de colores neutra, con suelos de madera claros, cortinas tono crema y mobiliario de madera maciza chocolate, producen ese contraste entre lo histórico y lo contemporáneo que ha buscado el estudio Merry Design Studio, del interiorista Alfonso Merry del Val, responsable de la decoración de todo el edificio.
En el pequeño saloncito de la pieza se puede disfrutar del desayuno a primera hora de la mañana o contemplar el atardecer que va tiñendo de matices anaranjados la fachada del antiguo convento santiaguista. "Es una de las habitaciones más demandadas por las parejas, por el encanto romántico que tiene; además de por su espectacular bañera. Suelen ser clientes que hacen mucha vida dentro de la habitación".
"A 7 de diciembre, víspera de la Concepción de Nuestra Señora, a las diez y media de la noche fui traído en el rigor del invierno sin capa y sin camisa, de sesenta y un años, a este convento Real de San Marcos, donde he estado todo este tiempo en rigurosísima prisión, enfermo con tres heridas, que con los fríos y la vecindad de un río que tengo a la cabecera, se me han cancerado y por falta de cirujano, no sin piedad me las han visto cauterizar con mis manos...". Con esa crueldad relataba el propio Francisco de Quevedo su cautiverio entre diciembre de 1639 y junio de 1643 en este histórico edificio de la Orden de Santiago.
Muchos clientes piensan que esta fue la celda del célebre escritor del Siglo de Oro, encarcelado en León por orden del valido del rey Felipe IV, el conde-duque de Olivares. "Pero no parece que este emplazamiento, con estas vistas y nobleza, fuera destinado para albergar a reos", comenta la directora. Los historiadores del edificio se inclinan más por ubicar la mazmorra en lo que hoy es el trascoro de la iglesia de San Marcos, donde el poeta y novelista madrileño no dejó de afilar su pluma.
Y es que San Marcos es un edificio con mucha historia. Hospedería de la Orden de Santiago, es a partir del siglo XV, con el impulso de Fernando el Católico, cuando se le comienza a dar una construcción más voluminosa para demostrar el poder de la Orden. Sus siete siglos de historia han contemplado distintos usos, como convento, casa de misioneros, hospital de viruela, instituto de enseñanza, sitio de caballerizas o campo de concentración durante la Guerra Civil española. Todo detrás de uno de los lienzos arquitectónicos más espectaculares del Renacimiento, de estilo plateresco y con posteriores detalles barrocos, que alberga desde 1965 el Parador de León, "un auténtico museo con habitaciones".
PARADOR DE LEÓN - Plaza San Marcos, 7. León. Tel: 987 237 300.