Parque Fluvial de Linares

Berantevilla, Araba/Álava

Qué ver

La primavera agoniza y en el parque fluvial de Linares las flores intentan resistir los incesantes rayos con los que el sol ha decidido castigar sus verdes suelos. Circunstancia perfecta para decenas de familias que, a medida que se aproxima la época estival, tienen en este precioso paraje una parada fija. Manteles, envases, bebidas, platos y cubiertos de plástico. Todo está por fin listo. Nada más llegar, los más pequeños, ansiosos, corretean, gritan y añoran la finalización del improvisado ‘pic-nic’ para poder disfrutar de un entorno maravilloso en el que los árboles y el río brillan a la altura del mayor de los astros. Algunos niños optan por jugar en el campo del fútbol, otros deciden montar su batalla particular entre toboganes y columpios y, los más intrépidos, acompañan a sus padres a la cascada. Esta es, sin duda, el elemento más espectacular del parque. Potente, hace las delicias de todos los visitantes que no desaprovechan la ocasión de fotografiarse junto a ella. El sol se va ocultando y los prados, que hace unos meses estaban cubiertos de nieve, al fin pueden respirar. La jornada se acaba, pero solo por hoy. En unas horas, la estampa se volverá a repetir para suerte de quienes la disfrutan.