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Canfranc, el 'Titanic' del Pirineo aragonés

Canfranc, Huesca

La Estación Internacional de Canfranc, último vestigio de la conexión de Aragón con Francia a través del Pirineo aragonés, alberga en su interior, hoy reabierta al turista, sueños, misterios, historias de contrabando y espías. Por ella pasaban los judíos que huían de los alemanes en la Segunda Guerra Mundial y en sus vagones viajaba el oro procedente del expolio nazi o el wolframio español.

La estación, convertida en catedral ferroviaria, ofrece un espectáculo de luces y sonido que nos traslada un siglo atrás. Una megalómana obra de ingeniería de hierro y cristal que recuerda al Titanic por su envergadura, su época, por su punto romántico y su trágico final. Es también un punto de partida desde donde descubrir rincones, gentes y tradiciones de unos pueblos pirenaicos que aún conservan el encanto de la vida de antaño.

Podemos comenzar el viaje en Zaragoza. El viejo tren regional conocido como El Canfranero sigue funcionando. Un interesante viaje en tren -de 3 horas y 48 minutos- para realizar con niños y en familia, una oportunidad única de disfrutar de uno de los más maravillosos paisajes pirenaicos entre túneles y viaductos. Su velocidad, no más de 50 kilómetros por hora, y el intenso olor a gasoil en la cabina de pasajeros hacen que retrocedamos fácilmente hasta los años sesenta.

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