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Nos vamos a recoger setas

Guadarrama, Madrid

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"Cuando en octubre llueve, el níscalo se mueve" dice el refrán. Las setas se esconden por miedo. Adoran la lluvia -aunque cada vez es más escasa-, el sonido del arroyo y la brisa entre las hojas, pero no soportan las voces y las patadas de los humanos. Por eso el primer consejo del guía en esta jornada de micología es el silencio. Recolectar andando por un bosque que comparte sus secretos es una aventura gratuita. Calla, observa la tierra, busca y disfruta.

Nuestro día empieza temprano, cuando comienza la bajada entre helechos, piñas y hojarasca, en una ladera del Puerto de Cotos, en la Sierra del Guadarrama, entre Madrid y Segovia. Con la navaja en el cinto, las cachabas para andar por el campo y la cesta de mimbre, aprovechamos el otoño a la búsqueda de boletus edulis, coliflores o esponjas, siletus, setas de Caballero, pezones azul, níscalos, rovellones o la amanita muscaria, la seta de los enanos -no mortal, pero sí venenosa-. Porque recuerda el consejo más importante en esta jornada: sé prudente, consulta a la mínima duda antes de echar un ejemplar a la cesta.

Localización

Sierra del Guadarrama