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Adalia

Tesoros platerescos entre palomares

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Caminar por las calles de Adalia es como viajar en el tiempo y recordar su origen, entre extensos campos de trigo y cebada, palomares blancos y pequeñas casas de tapial y adobe que recogen su historia. Cuentan los mayores del pueblo que antiguamente la villa estuvo amurallada, pero apenas quedan restos de aquella protección. Entre sus tesoros arquitectónicos encontramos la iglesia del Salvador, del siglo XVI, que se alza sobre los restos de una antigua ermita románica, de la que se conserva su estructura en tres naves. En el retablo plateresco se observa la imagen del titular del templo, el Salvador, acompañado por dos relieves que recuerdan los martirios de San Lorenzo y San Bartolomé.

La mejor época para visitar Adalia es en mayo, cuando se celebran las fiestas en honor de su patrón, San Juan Ante Portam Latinam, procesión y comida popular incluida, y la última semana de agosto, cuando se festeja el Ofrecimiento con la Virgen de las Viñas, se organiza un recorrido cicloturista por los alrededores y después chocolatada y verbena.