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Puerta de entrada a Asturias
Municipio extenso y de dos caras, una montañosa y rural, otra urbana y marcada por la minería, Aller convive desde hace más de dos mil años con su condición de puerta de entrada a Asturias y salida natural a la meseta castellana. En la parte alta del concejo, en plena cordillera cantábrica, la vía romana de La Carisa, mandada construir por Augusto, contaba con un campamento en el Monte Curriechos y una fortificación en el Pico Homón de Faro. Hoy este territorio es también es el de los deportes de invierno, con la estación invernal Fuentes de Invierno, camino del Puerto de San Isidro, y referencia internacional del ciclismo con puertos como el de Coto Bello.
Testigo de su historia de itinerancia son iglesias como la de San Vicente de Serrapio, de arquitectura románica del siglo XII, construida sobre un templo prerrománico y donde se conserva un ara votiva de época romana que los antiguos clanes astures dedicaron a Júpiter. Otros templos destacados, del románico tardío al barroco, son los de San Juan El Real de Llamas, la Ermita de la Virgen de Miravalles o San Juan de Rumiera, en Santibáñez de la Fuente. En la parte baja de Aller, el entorno minero rodea poblaciones como Moreda y Caborana, donde todavía pueden contemplarse los castilletes de los pozos San Jorge, Santiago y San Antonio.