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Bellaguarda

Y de repente la sierra

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Bellaguarda es, de repente, otra cosa. En el estadio geográfico de transición entre el llano de Lleida y las sierra de la Llena y el Montsant, la población, situada a más de 600 metros de altitud en un entorno de pinares, barrancos y cuencas fluviales afluentes del Segre, disfruta de un clima suave. 

Este paisaje accidentado, cuidado por poco más de 300 vecinos, deviene mágico en la floración de los almendros que, junto a los olivos, pueblan la mayor parte de las terrazas en torno al pueblo. El casco urbano color tierra aprovecha la oportunidad de un rellano para dibujar una trama de calles paralelas sin secretos. 

El paseo tranquilo por Bellaguarda ofrece la visita a la iglesia de Sant Antoni, de estilo gótico, con una bella fachada neoclásica y un ábside de planta octogonal. El pueblo rompe la rutina del trabajo agrícola en la fiesta patronal de Sant Marc con un almuerzo popular que es propio de una auténtica comunidad ancestral.

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