Boiro

Un buen lugar para quedar varado

Puede que paseando por el estuario del río Coroño te topes con alguna embarcación varada, como un viejo gran cetáceo que hubiese llegado para descansar hasta este paraje, donde la corriente se funde pausadamente con la ría. Lo cierto es que, si las embarcaciones tuviesen voluntad, sería bastante probable que eligiesen para su jubilación este entorno de espesas aguas embarradas, rodeado de pinos y robles, en el municipio de Boiro (A Coruña) en la ría de Arousa. Todo en este pueblo se conjura para ayudar a la tranquilidad: su paisaje, sus playas y una gastronomía basada en los productos del mar que tiene tan a mano, esos que alegran el paladar sin empachar la barriga. Precisamente, los atractivos turísticos de Boiro vienen de los activos que tradicionalmente le han dado de comer: la ría y el puerto; las embarcaciones y las bateas, esas plataformas de madera donde los mejillones se cultivan en hileras submarinas, formando bajo el agua un espeso cortinaje de moluscos. Todo el conjunto compone una estampa marinera que se grabará en tu retina, además de en la memoria del smartphone.

Para saborearla a fondo nada como patearse con calma el pueblo, sus calles y sus iglesias, desde la románica Santa Baia de Boiro (s. XII), en el centro, hasta la de San Vicente de Cespón, en las afueras del pueblo y que pese a ser de los siglos XVII-XVIII resulta igualmente sobria. Y, después, recorrer el paseo marítimo de su playa, Barraña, probar sus mejillones, atravesar el mencionado estuario y cruzar el puente a Escarabote. En dicha parroquia, que merece visita aparte, se encuentra un pequeño puerto típico con vistas a la ría de Arousa y que aún conserva su sabor de antaño. La zona de Boiro, como toda la ría, es rica en restos arqueológicos, y en uno de los principales enclaves, los castros de Neixón, se ha levantando el Centro Arqueológico de la comarca de Barbanza, con detalladas exposiciones que permitirán al turismo conocer a fondo la cultura milenaria de esta comarca.