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De los celtas a la picota
El origen de Cabrejas del Pinar se remonta a la civilización celtíbera según los restos arqueológicos descubiertos en el castro del Pico, fechado en la Edad de Hierro en torno al siglo V antes de Cristo. En lo alto de aquel cerro vivían los llamados celtas pelendones, dedicados al pastoreo y protegidos de las violentas tribus vecinas, los arévacos, mediante construcciones de piedra defensivas. Después fueron sustituidos por romanos, godos, árabes y cristianos, que fueron abandonando el terreno escarpado para asentarse en el valle, construir atalayas, muralla y castillo con los que defenderse, del que hoy todavía quedan algunas sillerías. Cabrejas del Pinar llegó a ser independiente en la época medieval, como Comunidad de Villa y Tierra que formaba parte de los llamados ‘Pueblos de la Concordia’, que elegían a sus señores e impartían su propia justicia.
De aquella época encontramos la vetusta iglesia de San Millán. Con el paso de los siglos, Cabrejas del Pinar pasó del señorío eclesiástico al ‘realengo’ (dependiente de la Corona), que en el siglo XVI les concedió el estatus de cabeza de la Comunidad de Villa y Tierra. Adquirían así, entre otros derechos, la autogestión de un juez ‘de horca y cuchillo’. Hoy se conserva la picota o ‘Rollo de los Cascajares’ donde se ajusticiaba. Otras dos ermitas, dedicadas a Santa Ana y la Virgen Blanca, completan el amplio patrimonio cultural del municipio.