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Candamo

Fresas y pinturas rupestres

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Una imagen bucólica, con los colores azules del río Nalón y sus afluentes, que discurren incluso entre las casas, y el verde de la Naturaleza, envuelve Candamo un pueblo con dos símbolos: las pinturas rupestres de la cueva de la Peña y sus inigualables fresas procedentes de su rica huerta.

Candamo parece trepar por una peña, dibujándose entre el pie y la cima, colocando casas en perfecta armonía para componer una bonita postal. Casonas centenarias, viejos hórreos, casas de indianos, casitas rurales y modernas construcciones se van dando la mano en un entorno típicamente rural, en cuyo centro, entre fresnos, se levantan las blancas paredes de la iglesia de Santa María y el ayuntamiento. La casona más antigua es la de La Torre de la que solo se conservan sus paredes exteriores, y destaca entre los palacios la belleza del de Valdés Bazán con una amplia galería de columnas de jaspe rojo. Actualmente es de titularidad municipal y en él se encuentra la sede del Centro de Interpretación de la cueva de la Peña o caverna de Candamo. Cerca del ayuntamiento, protegido por un muro, nos espera el palacio de la familia Cañedo, del siglo XVIII. Los ricos indianos retornados también dejaron su huella en Candamo en el siglo XIX, sobre todo, en edificios para la comunidad como la iglesia, el cementerio, las escuelas y el lavadero público. Acérquese hasta la parroquia de El Valle, allí se encuentra una solitaria ermita, reconstruida por los vecinos en 1974, y cómo no, admire el patrimonio rural más importante de Candamo, sus hórreos distribuidos por las 11 parroquias y los 52 pueblos que conforman el concejo.

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