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Donjimeno

El chapitel en forma de flecha

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Localidad de unos 80 habitantes en la carretera que comunica Arévalo y Crespos, a 60,4 km de Ávila.

No se ha confundido, es Donjimeno, no Madrigal. Seguro que en la distancia muchos viajeros habrán dudado un momento por la similitud entre las torres principales de ambas poblaciones, las dos rematadas con un chapitel puntiagudo de pizarra y proporciones parecidas, aunque Nuestra Señora de la Asunción, en Donjimeno, es bastante más pequeña.

Lo lógico sería pensar que el templo de este pueblecito se inspira en el de Madrigal, pero quién sabe, la historia y la arquitectura contradicen las suposiciones todos los días.

Como tantas otras iglesias de la zona, es un edificio muy complejo, resultado de reformas al cabo de los siglos. La torre, esbelta por su relación ancho/alto y su remate de flecha, conserva la decoración de estuco esgrafiado con figuras geométricas, muy escasas en La Moraña y bastante frecuentes en Segovia. Apreciarlas en detalle exige prismáticos.

En el interior el blanco de las pareces contrasta con el cálido tono barniz del artesonado y con el dorado del retablo principal y los dos laterales que casi igualan al mayor en tamaño. El ojo experto se enfocará en otros elementos menos llamativos pero más originales: el gran arco toral, por ejemplo, con decoración de yesería en hexágonos y piñas, única en la provincia. Y un curioso retablo en obra de yeso, vacío de decoración como si estuviese a medio hacer.

¿Un paseo tras la visita? No hay que caminar mucho. El templo se refleja en las aguas de una pequeña laguna rodeada de un bosquecillo, con patos y gansos. Tiene el agua garantizada, no como la cercana laguna del Regajal, que depende del caudal transitorio del arroyo Valtodano.

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