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Matallana de Torío

Un pequeño tren con mucha historia

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Nos encontramos en los dominios de la cuenca alta del Torío, el mismo río que más adelante confluye con el Bernesga en la ciudad de León. Este tramo de la montaña es de torrente bronco debido a los pronunciados desniveles del terreno hasta que llega a la localidad de Pardavé, una de las localidades del municipio, 7 kilómetros más al sur. En su curso es fácil observar a las truchas saltando y nadando a contracorriente.

Matallana se hizo popular en León por la estación de ferrocarril de vía estrecha (FEVE) que unía los pueblos del norte y que en la capital lleva el nombre de esta localidad. Toda la coordillera y sus valles tuvieron mucha población durante las décadas de explotación minera de carbón en el siglo XX. En este municipio hubo más de 80 yacimientos de hulla.

Antes de los romanos, el territorio fue poblado por las tribus íberas, dejando algunos castros cuyas ruinas se conservan junto a algún que otro puente romano. Durante la época medieval, Matallana perteneció al monasterio de San Isidoro de León y, durante el reinado de Alfonso X El Sabio, tuvo fuero propio en 1258. Existen iglesias y ermitas en las diferentes localidades del municipio.

A 7 kilómetros de la estación de FEVE la Matallana, entramos en las hoces de Vegacervera, un paisaje de rocas calizas paleozoicas talladas por el cauce del río que crean un cañón encajando el valle. Un mágico lugar que sin duda debe visitarse.

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