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Montemayor del Río

Pueblo de artesanos declarado Conjunto Histórico-Artístico

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A 16 kilómetros de Béjar, en un valle dominado por los castaños y con el río Cuerpo de Hombre recorriendo su entorno, Montemayor del Río se descubre poco a poco a sus visitantes. Lo primero que llama la atención de este municipio, declarado Conjunto Histórico-Artístico, es su castillo, ubicado en lo más alto del pueblo. Se trata de una construcción que tiene su origen a finales del siglo XIII y principios del XIV. Conocido como el Castillo de San Vicente o Castillo del Paraíso, la construcción se encuentra en un punto estratégico clave: en plena Vía de la Plata y la Cañada Real, por lo que fue escenario de las luchas entre los hijos de Alfonso XI por el control de la fortaleza y su zona de influencia. Deshabitado desde el siglo XVII, el castillo llegó a presentar estado de ruina, pero su declaración como Bien de Interés Cultural en 1982 hizo que comenzara su rehabilitación.

Muy cerca del castillo, también en la parte alta del pueblo, se encuentra la Iglesia de Nuestra Señora del Castillo, del siglo XII y estilo románico y gótico. Destaca el gran retablo de la capilla mayor, que data de 1552 y es de estilo renacentista, así como la escultura en piedra de San Jorge, la talla a tamaño real del Santo Cristo de las Batallas, la de San Blas y el fresco dedicado a San Cristóbal. El otro edificio religioso hay que irlo a buscar a la parte baja del pueblo, concretamente a su salida hacia Peñacaballera, junto al puente de piedra sobre el río Cuerpo de Hombre donde en otra época se cobraba el pontazgo y muy cerca de la actual zona de baño de la que disfrutan en verano vecinos y visitantes. Se trata de la Ermita de San Antonio, un edificio del siglo XVII, frente a la cual se encuentra una cruz decorada con granadas, del siglo XV, probablemente en conmemoración de la toma de la ciudad de Granada por parte de los Reyes Católicos.

Muy cerca de la ermita, al otro lado de la carretera, junto al mesón, se encuentra el Centro de Interpretación del Castaño, que subraya la importancia que este árbol tiene para la economía del municipio. Hoy en día, existen en el pueblo una veintena de artesanos que elaboran cestos, bandejas y banastas con la corteza de este árbol y cuyos talleres se pueden ver en una visita por las calles del pueblo. En dicha visita sorprenderá también el buen número de inscripciones y escudos heráldicos que mantienen las casas de este municipio, entre la que cabe destacar la Casa del Marqués, situada en la Plaza Solano y en la que aún se pueden leer inscripciones en la piedra que hacen referencia a su pasado. Algo similar pasa en la antigua Casa de las Letras, un edificio del siglo XVIII ubicado en la calle Mayor, donde se enseñaba a leer.

El paseo llevará, indudablemente, hasta la Plaza Mayor, muy cerca de la iglesia y el castillo, donde destaca el edificio del Ayuntamiento, que en su día fue la audiencia pública de las 14 localidades que conformaban el Señorío de Montemayor, por lo que contaba con cárcel, calabozo y cuarto de castigo, dependencias que aún se conservan en la planta baja. A pocos metros del Ayuntamiento se alza un rollo o picota de granito que data del siglo XVI y que simbolizaba la autoridad del marqués de Montemayor, siendo el lugar donde se ajusticiaba a los malhechores. Actualmente forma parte de una fuente, pero aún conserva labrados los escudos de la villa, un plato decorado con leones y el blasón de los Silvas, marqueses de Montemayor, que incluye la figura de un león sostenido mediante ángeles.

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