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Mos

Caminando por el tiempo

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Rodeada de verde Naturaleza y fragante olor a monte, Mos ha andado un larguísimo recorrido. Un camino que alcanza la Prehistoria, tal y como atestiguan sus abundantes restos de piedra como el Dolmen de Meixoeiro  o el complejo funerario de Cela. La magia gallega en la localidad está representada por sus losas cinceladas con esquemas circulares -petroglifos- del Monte Salgueirón o el Castro más antiguo de Galicia -el de Torroso (siglo VII a.C.)-. Esas arraigadas raíces megalíticas se reflejan asimismo en la local fiesta de la Prehistoria. Entonces, los vecinos se organizan en tribus que habitan en chozas y viven como lo habrían hecho en esos tiempos remotos. Desde la época romana, el pueblo conserva el Santiaguiño, una señal cilíndrica de distancia perteneciente a una antigua calzada. Allí se encuentran además dos iglesias del siglo XII-XIII que son ejemplo del románico gallego: la parroquial de San Salvador en Louredo, adornada con canzorros -gárgolas con rostro fundamentalmente de perro-, y Santa María de Guizán, con enigmáticos círculos negros a la entrada.

Atravesada por el Camino de Santiago Portugués y por el río Louro, Mos es además un lugar de rica gastronomía. La “cicatriz” fluvial  le permite contar con unas exquisitas truchas y una anguila propia. Por otra parte, al estar situado en el valle A Louriña, ha agregado a sus recetas tradicionales la carne de conejo y perdiz así como la recogida de una seta autóctona, la Lepiota Procera. Todas estas exquisiteces, entre otras, se pueden disfrutar en sus numerosos restaurantes. Además, todo el que quiera aprender a combinar estos y otros alimentos lo puede hacer en su Escuela de Hostelería, teniendo como maestros a auténticos artistas de la cocina gallega.

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