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Mota del Marqués

Dos palacios, cuatro templos y un origen prehistórico

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El origen de Mota del Marqués se remonta a la Edad de Bronce, según los vestigios encontrados en sus tierras, que desde época romana destacó por su agricultura y creció bajo la Orden Teutónica en la Edad Media. Curiosamente, después de pasar por varias titularidades y nombres en función de los nobles que la poseían, la localidad se quedó con la nomenclatura de Mota del Marqués cuando uno de sus últimos propietarios, Rodrigo de Ulloa, fue nombrado marqués por Felipe II.

Entre sus lugares de interés turístico destaca la iglesia gótico-renacentista de San Martín, del siglo XVI. Otros tres templos completan su riqueza arquitectónica. Son la Ermita de Nuestra Señora de Castellanos, la Ermita del Cristo del Humilladero y los restos de la Iglesia Parroquial de El Salvador. En el casco urbano encontraremos el Palacio renacentista del Marqués de Ulloa, hoy custodiado por las monjas de la Compañía del Salvador.

En lo alto de una ladera de alzan las ruinas –apenas una torre y piedras de muralla– del Castillo de la Mota del Marqués, construido en el siglo XIII y destruido por los franceses durante la Guerra de la Independencia.