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Un castillo un poco excéntrico
Localidad de algo más de 100 habitantes a 40,3 km de Ávila, cercana a la autovía A50 que conecta las ciudades de Ávila y Salamanca.
El pueblo se organiza longitudinalmente en tres calles principales y a un costado de la más oriental se levanta su monumento emblemático, una rara avis en la arquitectura militar: el castillo del Conde de Montellano.
Mitad militar, mitad palaciego, de planta cuadrada y finalizado en el siglo XV, con el tiempo ha ido acumulando elementos muy poco comunes en las fortalezas mudéjares. Por ejemplo las garitas voladizas en las esquinas del recinto interior, que parecen pequeños campanarios de iglesia. O la puerta forrada de hierro a la que se han añadido elementos, como una reja, que pudieran proceder de un sistema levadizo, aunque hoy más parece atrezzo. Como las almenas puntiagudas que se añadieron después por estética. La torre del Homenaje, muy sólida, organizada en cuatro pisos, es la parte que mejor ha conservado su primitivo uso guerrero. Lástima que es de propiedad privada y no se puede visitar su interior.
Aparte de algunas casonas de tradicional arquitectura morañega (cuarterones de mampostería encalada y ladrillo visto, muros anchos, “sobrao”, que es como le llaman al desván, corralones con trasera…), también destaca la iglesia de San Martín. Fiel al estilo mudéjar de la comarca, con una espadaña muy ancha, tres naves separadas por grandes arcos de ladrillo, un opulento retablo barroco y, quizás el elemento más valioso, artesonados en los techos de las naves y especialmente el del crucero.