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Pedro-Rodríguez

El gran ábside rodeado de pinares

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Población de unos 150 habitantes cercana a La Nava de Arévalo, próxima al río Arevalillo (cauce transitorio) y a 43,7 km de Ávila.

El mayor atractivo de Pedro Rodríguez es natural. Se ubica junto a una extensa masa de pinos resineros (alguna mancha de piñonero, también) que se extiende entre Arévalo y Villanueva de Gómez, un lujo en una comarca tan deforestada como La Moraña. Además suma la vegetación de ribera del Arevalillo (con los restos de un molino harinero cercano) y, un poco más alejado hacia el este, del Adaja, el único con cauce permanente en muchos kilómetros a la redonda.

Esto convierte al término de Pedro-Rodríguez en un observatorio de especies esteparias, rapaces y de arboleda, que se prolonga en una vecina zona ZEPA de protección de aves (entre Arévalo y los contornos de Madrigal, aproximadamente). En los pinares cercanos han llegado a anidar parejas de águilas reales.

Por su parte, la iglesia de San Pedro Apóstol marca un hito en el mapa comarcal del románico mudéjar. Destaca ya de lejos el enorme ábside semicircular prolongado en un tramo recto, con unas dimensiones que dejan pequeño al resto del templo. Tal vez el proyecto de construcción fue mayor en origen. Aún hacen más esbelta esta cabecera los arcos ciegos únicos (a diferencia de los arcos más pequeños organizados en pisos, modelo más frecuente en la zona). Lo más valioso del interior es otro elemento tradicional en bastantes iglesias morañegas: el espectacular artesonado de par y nudillo sobre la nave única, junto al muy labrado sotocoro.

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