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Peñacaballera

Un jardín romántico en la calzada romana

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A 12 kilómetros de Béjar, Peñacaballera se descubre en medio de un paraje dominado por los castaños, en una tierra fértil y con mucha agua que en un pasado hizo que este pequeño pueblo se dedicara al cultivo de la huerta y de fruta que enviaban en ferrocarril a otros puntos, aprovechando su cercanía con la estación de Puerto de Béjar.

Hoy, el entorno del pueblo ha hecho que el turismo rural sea uno de sus principales ingresos, y es que son muchos los que se acercan hasta este municipio para disfrutar de las muchas rutas que de él salen. Por la parte de arriba del pueblo salen algunas de las más conocidas, que invitan a subir a La Cumbre, conocer los Tres Panetes (una curiosa formación de tres rocas, colocadas una sobre la otra) o la Peña de los Ladrones. Una de las atracciones es intentar mover el conocido como Canchal de la Romana, una gran piedra de varias toneladas cuya posición natural hace que pueda ser movida por una sola persona. Hacia el otro lado, el visitante puede encontrar el Camino de Las Hoyas, el Camino de los Miliarios –que invita a conocer algunos de los bloques de piedra, original o reconstruido, que quedan de la calzada romana– o la propia Vía de la Plata o Camino Real, que pasa por el término municipal de Peñacaballera.

De hecho, en los alrededores del pueblo, debajo del puente de la autovía, se puede encontrar un panel explicativo sobre la Vía de la Plata y, si seguimos el camino en dirección a Extremadura, se llega a la conocida como Colonia de San Miguel, anejo de Peñacaballera y en el que se encuentra uno de sus mayores tesoros: el Coto de Nuestra Señora del Carmen, también conocido como Jardín del Conde, un jardín declarado Bien de Interés Cultural por su singularidad. Cabe destacar que la Vía de la Plata pasa por el interior de este jardín, donde incluso se puede encontrar un antiguo miliario.

Volviendo al núcleo urbano, también merece una visita la Iglesia de El Salvador, que luce un campanario en espadaña al que se puede acceder por unas escaleras y divisar el pueblo, o la Ermita del Bendito Cristo de la Victoria, que cuenta con una cofradía en el pueblo que se encarga de su cuidado. También podemos encontrar dos caños dentro del núcleo urbano: el pequeño, junto a la plaza de las Eras, donde está el Ayuntamiento, y que cuenta con unas curiosas inscripciones; el grande está situado cerca y es conocido popularmente como de las carpas, por los peces que nadan en su gran pila. En las afueras del pueblo encontraremos la Fuente de la Salud, donde es tradición lavarse la cara en la Noche de San Juan, después de quemar unos muñecos que hacen los niños en el colegio del pueblo unos días antes.

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