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Último tranvía al Rincón
Sujeto los mandos de un tranvía que hoy hará su último viaje. ¡Chuuu, chuuu. Viajeros al tren!, resuena el altavoz que avisa a los viajeros. Arrancamos motores rumbo a Málaga. Trayecto tranquilo y encantador que recorre la Costa del Sol por el Camino Viejo de Vélez, con vistas de ensueño. Atravesamos el primer túnel que nos sumerge en torre de Benagalbón, entrada del municipio de Rincón de la Victoria. Por la ventana vemos la silueta, fuerte y robusta, del castillo de Bezmiliana, abrazada por murallas y escoltada por las torres Almenaras, fortalezas de defensa que vigilaban los mares y protegían a los rinconeros de piratas y malhechores y que hoy se han convertido en albergue de todo tipo de artes. Desde el otro extremo del tren, mirando hacia el interior de la localidad, nos encontramos con Benagalbón, lugar donde los romanos levantaron una grandiosa villa termal, el yacimiento romano de torre de Benagalbón, dedicado a Baco, dios de los placeres.
Siguiendo el recorrido de las vías, llegamos al centro de Rincón de la Victoria donde podemos ver cómo visitantes y rinconeros celebran la Feria de la Tapa, en una gran carpa, a los pies del paseo marítimo. Un aroma a mar y a huerta fluye por los vagones del tranvía. “Mmm, es 'zoque' (un tipo de gazpacho) acompañado de boquerones victorianos”, dice un viajero sonriendo. Ya casi al final del último viaje de este tranvía, atravesamos el túnel más largo, el de Cala del Moral. Allí, vemos una luz que envuelve a la Virgen del Carmen caminando sobre las aguas, subida a hombros de sus devotos marineros, durante la Feria de Rincón de la Victoria. Y al fondo, la joya de Rincón, la Cueva del Tesoro, un lugar repleto de leyendas en la cima de un acantilado que parece que quiera asomarse al mar desde su balcón de estalagmitas.