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San Felices

Mirador al infinito

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Felices se las prometen quienes llegan a este pueblo de tan optimista nombre y felices siguen cuando lo abandonan. Empecemos por su ubicación: encaramado a unas rocas, San Felices se cierne sobre el río Alhama, bastante caudaloso por esa zona. Con razón, de las vistas desde arriba, desde donde se divisa el desfiladero del río, las estribaciones del Pico Pégado y las cresterías de la Sierra de Alcarama, se dice que son un “mirador al infinito”.

El principal monumento de la localidad es la iglesia de San Pedro, que guarda en su interior una notable imagen restaurada del Santo Cristo del Consuelo y, en la parte más antigua, el retablo de San Pedro Apóstol. El paraje que ocupa la iglesia es también un punto estratégico desde donde disfrutar de hermosas vistas de la provincia. Esa peña que destaca en el paisaje, como si estuviera a punto de caer, se llama El Tosco. Pero tal vez lo mejor de San Felices es su emplazamiento en el mapa, ya que lindando con La Rioja y a escasa distancia de Aragón y Navarra, resulta una estupenda base de operaciones para realizar excursiones por cuatro comunidades autónomas en un mismo viaje.

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