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Puerta abierta al valle del Tiétar
Municipio de unos 4.600 habitantes situado en la confluencia de las carreteras AV911, CL501 y M549. Incluye a Fuente de la Salud y Las Lastras. Dista de Ávila 67,6 km.
Aunque por su apellido parece depender de la cercana La Adrada, en realidad Sotillo casi dobla en población a su vecina y se ha convertido en el centro comercial y de servicios del alto del Tiétar. A su paso por Sotillo, el río es un recién nacido. Por eso se considera al pueblo la puerta del valle.
La cercanía con grandes ciudades madrileñas, un entorno natural diverso entre la montaña y la vega, y el microclima al abrigo de las cimas de Gredos explican su crecimiento y las urbanizaciones alrededor.
Su término de descuelga desde las montañas del norte (el pico el Berrueco es su cima, 1.815 metros) hasta las llanuras onduladas y cercanas al río. Transita desde los prados y las dehesas a los pinares y robledales, pasando por las especies de ribera en los cauces, grupos de castaños, frutales, viñedos, olivares y huertas. El cerro Pinosa y el alto del Mancho ofrecen una panorámica de este botánico con las cumbres de Gredos, ojalá nevadas, al fondo.
Aunque el casco urbano se ha modernizado, conserva algunas muestras de arquitectura popular típica del Tiétar, con las clásicas balconadas voladizas, mezcla de piedra y encalado, algunos entramados de madera. En fotos y folletos suelen figurar la fuente de los Cinco Caños (una de tantas en un término con bastantes manantiales), el viejo caserón del antiguo ayuntamiento que hoy acoge a la casa de la Cultura o la iglesia de Nuestra Señora de los Remedios. Reconstruida en los años sesenta del pasado siglo XX, sobreviven del anterior templo la torre y un artesonado mudéjar sobre la capilla mayor.
Aunque la trama urbana es en general moderna, Sotillo ha procurado embellecerla con el verde que tanto abunda alrededor, tiene varios parques y jardines además de calles arboladas con palmeras y naranjos.
Son apenas un aperitivo para rutas recomendadas por el ayuntamiento como las que ascienden a los cerros de Borbollón, Covachones o la Jabalinera. También las sendas a la garganta de Majalobos, al Canto de la Linde, con parada en un mirador abierto a todo el valle. O, más accesible, el camino viejo de Sotillo que comunica con La Adrada.