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Suellacabras

Ecos del pasado entre verdes campos

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Aunque hoy en día los vecinos censados en este pueblo no llegan a 30, Suellacabras tuvo un pasado ilustre, primero como asentamiento celtíbero (que ha dejado el paraje de Los Castellares, con restos de una muralla de la época, a dos kilómetros al norte), más tarde como necrópolis visigoda y, en el siglo XVIII, como señorío del Duque de Alba. Su privilegiado entorno, en Tierras Altas —aquí nace el río Alhama—, ha propiciado siglos de trashumancia, algo de lo que da fe una casa de esquileo de 1768.

Además de la iglesia de El Salvador, del siglo XVI, otro templo requiere la atención del visitante: la románica ermita de San Caprasio (s. XIII), recientemente restaurada y con interesantes pinturas en su interior. Sería una pena venir hasta este entorno rodeado de pinos, robles, encinas y acebos y no practicar el senderismo: dos rutas son las que se ofrecen (una hasta la cercana Magaña), a cuál más apetecible.

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