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Valero

Un antiguo marquesado en el que se abre la temporada taurina

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A 33 kilómetros de La Alberca y 63 de Salamanca, en una ladera en lo alto de un valle que se abre al paso del río Quilamas, se encuentra la localidad de Valero, un municipio que ya contó con un primer asentamiento en la época de los romanos y que a mediados del siglo XVII dio nombre a un marquesado otorgado por el rey Felipe IV a favor del duque de Béjar. Cabe destacar que el marqués de Valero fue nombrado virrey de Nueva España y allí fundó la misión de San Antonio de Valero, que se convirtió en la actual ciudad de San Antonio (EE UU).

De aquel pasado queda poco en la actualidad, pero en la fachada de una casa de la calle Inés Sánchez Álvarez, aún se puede ver el escudo de aquel marquesado. En esa misma calle encontramos otro de los puntos de interés de Valero: su plaza de toros. Se trata de una construcción rectangular que recibe el nombre de El Humilladero porque era aquí donde, antiguamente, se situaba dicho edificio religioso. Aunque originalmente esta plaza –que puede albergar a 2000 espectadores– se utilizaba para ajusticiar a los reos, hoy en día es importante en el mundo de la tauromaquia por ser el coso que abre la temporada taurina de Castilla y León.

De Valero también merece mención su entorno natural, en el que destacan las terrazas que se construyeron antiguamente para poder cultivar, levantando paredes de piedra en las laderas que se rellenaron con tierra traída de las vegas del río. Hoy en día, la localidad es muy conocida por su faceta apícola, siendo una de las principales productoras de miel y polen del país y celebrando la Fiesta de la Colmena el último fin de semana de julio.

Paseando por su entorno, a través de los muchos caminos y rutas que se pueden recorrer, se puede disfrutar de su piscina natural sobre el río Quilamas, de la fauna y la flora del lugar –en la que cabe destacar el Mesto, un árbol autóctono que se caracteriza por conjuntar las propiedades de la encina y el alcornoque-, o acercarse hasta las ruinas del castillo de la reina Quilama, del que queda en pie parte de la muralla pero que es testigo del paso de los visigodos por la zona y origen de muchas leyendas.