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Velamazán

Aire nobiliario por los cuatro costados

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Tuvo un pasado noble: esta villa, situada a 56 kilómetros al sur de la capital, fue en su día señorío del marqués de Velamazán, perteneciente a una adinerada familia de ganaderos, los González de Castejón. En el siglo XVII mandaron construir la iglesia de la Santa Cruz, lo que condenó a la ruina a la antigua de San Sebastián, peor situada. La de Santa Cruz contiene dos soberbios púlpitos de hierro y el segundo órgano más grande de la provincia, construido en 1756 por los maestros José Mañeru y Lucas de Tarazona. La torre del campanario está totalmente renovada y debido a su desmesurada altura requirió la instalación de un ascensor.

Para los vecinos es muy querida la ermita de San Sebastián, de origen románico con elementos góticos y situada en una ladera. También románica es la ermita de la Virgen de la Dehesa, al noroeste del caserío. Otro aliciente del pueblo es el palacio de los Velamazán, de la misma época; conserva en su fachada principal la balconada renacentista, presidida por un gran escudo de armas y un reloj de sol con la fecha de 1619. En la actualidad, una de sus alas está habilitada como casa rural para un máximo de 14 personas. Coronando el pueblo se divisan una robusta torre circular y, a su lado, una atalaya medieval en ruinas.

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