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Villafranca de la Sierra

Vega, robledal y Alberto, el molinero

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Municipio de unos 130 habitantes que incluye el anejo de La Ribera (al este), junto a la carretera AV-P-507, a 56,7 km de Ávila.

Se apellida “de la Sierra” pero también pudiera ser “de la Ribera” al estar pegada al cauce y los sotos del río Corneja, junto a fértiles pastizales de vega. Por el sur linda con una amplia extensión de Robledal y más allá las primeras estribaciones de la Serrota, una serranía agreste, sin apenas árboles pero que permite el nacimiento del río, cerca del cerro del Santo. El paisaje de Villafranca es un bonito lienzo otoñal cuando álamos y robles añaden dorados al verde.

Conserva uno de los entramados urbanos más pintorescos del valle, sobre todo la plaza mayor con su peculiar planta alargada, edificios blasonados, soportales para mercados y festejos, una fuente barroca de cuatro caños con decoración de bolas… Y la iglesia de Nuestra Señora de la Asunción, con una buena torre que en su base aloja una capilla. Su interior guarda una talla de virgen románica (expuesta en las Edades del Hombre en Ponferrada) y es un pequeño museo de retablos barrocos. La ermita de San Antonio de Padua también tiene el suyo.

Un monumento peculiar mezcla historia con costumbre populares: la plaza de toros construida en sillarejo, un poco abandonada, sobre el solar de una antigua fortaleza. Es de las más antiguas de la provincia, de mediados del XIX.

Tienen fama los judiones nacidos y crecidos en las huertas de la vega.