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Villajoyosa/La Vila Joiosa

Historia con mucho color (y sabor)

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En Villajoyosa, el visitante experimenta un cóctel de sensaciones. El encanto de la Vila está en su marcado espíritu marinero y mediterráneo así como en la huella dejada por los distintos pobladores que empezaron a escribir su historia. Su pasado romano, en el que figuraba en el mapa como Allon, aparece desde la entrada por el interior con la Cruz de Piedra, señal del cruce de caminos; entre ellos, el que lleva a la ermita de San Antonio y su llamativo campanario.  

El paso de fenicios e íberos también se ha ido manifestando gracias a las excavaciones arqueológicas que han descubierto la existencia de tres necrópolis: Palasiet, Les Casetes y Poble Nou. Las valiosas piezas ahí encontradas se pueden admirar en el Vila Museu, en la calle Colón, por la cual el visitante se adentra en el casco antiguo de la villa. Edificios de distintos estilos arquitectónicos de los siglos XIX y XX se levantan por esta vía así como por Canalejas, camino a seguir para cruzar la Plaça de la Generalitat y encontrarse con el gótico catalán en la iglesia-fortaleza de la Asunción. El conjunto histórico artístico se completa al cruzar el puente y ver las coloridas casas que "cuelgan" sobre las orillas del río Amadorio, uno de los iconos de la ciudad.

¿Más sensaciones? La salada que aportan sus playas, para todos los gustos, como la Centro en pleno casco urbano o las más alejadas Charco, Torres o Finestrat, buen acceso a la vistas de Villajoyosa y Benidorm que ofrece la Torre del Aguiló. Y, por supuesto, una muy dulce, con su epicentro en el Museo del Chocolate Valor, cuya visita es el perfecto postre para la estancia.

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