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Mausoleo romano de Abla

Abla, Almería

Hasta las altas montañas andaluzas llegó Roma. Aún resuenan las ruedas de los carros romanos surcar la vía que conectaba Cástulo con Málaga. Los viajeros de entonces establecían su parada en Abla, lo que la convirtió en un punto romano de gran interés. Por ello, siglos más tarde han aparecido lápidas e, incluso, un mausoleo que despliega su influencia a los pies de la moderna carretera. Dividido en dos partes, en su interior se respira una esencia espiritual que nos acerca a otros mundos. Prueba de ello, en la cámara ritual aún puede imaginarse cómo se realizaban las ofrendas a los dioses. Júpiter, Juno o Neptuno aún parecen vagar entre estas paredes. El aire mágico también se conseguía gracias al juego de luces de los rayos del sol que entran en el mausoleo a través de dos óculos. Estos son los ojos del monumento funerario. Bajo la sala ritual, permanecía la cripta. Se especula que el monumento, restaurado y donde se intuyen sus trazos antiguos y modernos, fue la tumba de un relevante ciudadano romano de la villa. Sin embargo, aún no sabemos de quién. Roma se da cita en Abla a través de un mausoleo que ha conseguido vencer el paso del tiempo.

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