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El brusco salto de estilos y épocas entre el cuerpo y el torreón es chocante pero no estorba. Al revés: deja claro de primeras que este castillo que contemplas no es ningún simulacro moderno con aire retro, sino una fortaleza con 900 años de duro callo a las espaldas. El castillo de Retamar se levantó en tiempos de los árabes, para defender las riquezas que se extraían del cercano yacimiento de Almadén, y por él lo bautizaron sus primeros dueños: Hins-al-madin o Fuerte de la Mina. En 1467, sus nuevos dueños cristianos reforzaron su estructura y fue ya en el s. XVIII cuando, necesitado de un primer lifting, se reparó su exterior y le creció esa torre con reloj y campanario que hoy hace inconfundible su estampa, emergiendo como un curioso pegote de ladrillo naranja entre la tosca mampostería de la roca. Es el único resto que se mantiene en pie de una fortificación que llegó a ocupar un amplio espacio de la plaza y calles de alrededor.
Para tener buenas vistas de un pueblo no siempre hace falta irse muy lejos: en una reciente rehabilitación, al Castillo de Retamar se le añadió un mirador que ofrece unas inmejorables panorámicas de Almadén y su entorno.
Calle Subida al Castillo Nte., 10 13400 Almadén Cdad. Real
926710052
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