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El Pinar, Granada
En Granada, darse un paseo por el campo y recoger hinojos en vez de setas es lo normal. Lo cotidiano. Con ellos arman un guiso tan parecido al cocido gallego como un hermano lo es de su hermana y, precisamente, tan diferentes como pueden ser dos hijos nacidos de una misma madre. El Puchero de Hinojos es un potaje alpujarreño y bautizado en las cuaresmas del año de la tos, que huele a montaña, que sabe a serrano, que luce la etiqueta de tradicional y cuya esencia lo dan unas plantas que no sirven únicamente para aromatizar las habitaciones, sino también para preparar un caldo donde el dulce toque del anís se impone en el paladar cucharada a cucharada -y eso que el anís no se cuenta entre los ingredientes invitados-. Judías blancas, cebollas, huesos de jamón, tocino, garbanzos, patatas, carne magra de cerdo e hinojos, cómo no, son el abc de un plato tan delicioso como nutritivo, que regala al organismo dosis de energía y vitaminas.
Es también recomendable probar la sangría de melocotón, los huesos o palillos de santo y la tortilla de habas.
