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Playa de Gandarío

Bergondo, Coruña, A

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Dejamos atrás la obra de ingeniería llamada puente del Pedrido. Avanzamos 3 kilómetros por una zona en la que no se ve ni rastro de paseo marítimo. Frente a nosotros, una larga playa rectilínea de casi 700 metros de longitud considerada lugar de importancia comunitaria (LIC). Sus tranquilas aguas color añil sirven de frontera entre el horizonte y unas suaves arenas que, como el cabello de Cruella de Vil, son mitad blancas, mitad negras. A nuestro alrededor, trazos entre verdes y plata que pertenecen a la cercana ría de Betanzos.
Una vez que la vista ha completado su recorrido nos unimos a la gente que descansa al sol, pasea por las orillas o se enfrenta a las moderadas olas con su tabla de surf o sus barquitos de vela. Una persona en silla de ruedas accede fácilmente por una de las rampas del recinto. Al fondo, nos informan de la posibilidad de atracar barcos con o sin motor en el área de fondeo trasera. Puro turismo de sol y playa en el corazón de Galicia y tocando el Átlantco con el Cantábrico.