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En las aguas del último afluente del río Miño antes de morir en el Atlántico, el Tamuxe, O Rosal ha construido una playa artificial en un espacio natural privilegiado y protegido por la Red Natura 2000. Rodeada de bosques de ribera, cañas, junqueras y pinos esta playa fluvial de aguas tranquilas y cristalinas con arena dorada cuenta con paseo marítimo y tiene una longitud de 300 metros. Si además de darse un buen baño queremos hacer turismo, en las proximidades encontramos el puente sobre el río Tamuxe que fue romano en sus orígenes y reconstruido en época de Isabel II. Emblema de O Rosal, el puente figura en su escudo y fue durante muchos años el enlace que comunicaba la comarca del Rosal y los municipios limítrofes. En el centro del puente hay una inscripción que dice: “Reinando Doña Ysabel II se construyó en 1845 en beneficio de los pueblos”.