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Al valle del río Tus aquí le llaman el Hueco de Tus. No es mal nombre para este desfiladero encajonado entre calares, que a pesar de estar en el extremo sur de la provincia de Albacete, colindando con la de Jaén, cuenta con un curso de agua constante a lo largo de todo el año. En su punto más retorcido y vertiginoso, al Hueco lo llaman el Estrecho del Diablo y del Infierno, pero esto ya no tiene tanto sentido, porque aquí sucede un delicioso equilibrio entre accesibilidad y espectacularidad, en un paraje lleno de zonas de baño.
El poblado de Collado Tornero es la llave de paso a esta garganta situada entre las mesetas kársticas que dan nombre al Parque Natural de los Calares del Mundo y de la Sima. A este diminuto núcleo rural solo pueden acceder en coche sus vecinos y los huéspedes de sus casas rurales, pero el resto podemos aparcar muy cerca para bajarnos del coche y besar el santo o para emprender una aventura montañera con mayúsculas. Solo unos pocos kilómetros antes hay un camping para la temporada de calor y un balneario que es el único establecimiento hostelero abierto durante todo el año en este remoto valle.
El punto de partida natural para descubrir el desfiladero es la aldea de Vado de Tus. Podríamos conducir un poco más hacia arriba en busca de algún hueco en la cuneta antes de llegar a Collado Tornero, pero nos íbamos a perder este primer tramo donde el río discurre somero y tranquilo, sobre un curso repleto de guijarros claros con vistas a las cumbres de los calares. Lo cierto es que aquí no hay pozas propiamente dichas, pero los veraneantes usan estos guijarros para construir pequeñas piscinas naturales que son ideales para familias con niños pequeños. Además, en este primer tramo todavía perdura el sendero que nos permite caminar sin mojarnos los pies.
Tomando punto de partida el 'Camping de Tus' –premio 2023 al mejor restaurante de la Federación Española de Campings (FEEC)– el camino comienza a complicarse al cabo de algo más de un kilómetro, cuando salimos del Vado de Tus pasando bajo el Puente de la Moheda. Para los madrugadores, puede que todavía sea demasiado temprano para echar pie al agua; entonces es buena idea echar a caminar por la pista que sube hasta Collado Tornero. Esta opción hace un subibaja innecesario de 30 metros de desnivel, pero que recompensa con las vistas del mirador del Arroyo de los Marines, una joyita para los amantes del barranquismo que se puede disfrutar de la mano de empresas de aventuras de la zona.
El subibaja, en realidad, nos acaba de privar de la zona donde se concentran las mejores zonas de baño, con las pozas más profundas y pintorescas del río Tus. Pero la idea tiene sentido porque pasaremos por ellas en el camino de vuelta, bajando con la corriente a favor y con los rayos de sol calentando en vertical. Precisamente, desde el mirador desciende un sendero que desemboca en un enorme nogal a los pies de una pared caliza y a orillas del río. A partir de aquí, da igual que lo remontemos o que lo descendamos: tarde o temprano tendremos que mojarnos los pies y, a veces, el culo para seguir avanzando.
Esta parte central de la ruta todavía es sencilla y sorprende con alguna playa de guijarros. Quizá no es para niños pequeños, pero todavía es apta para familias aventureras. Los problemas aparecen a unos 500 metros del nogal, donde el Estrecho del Diablo empieza a hacer honor a su apellido y, para seguir, adelante ya no solo hay que mojarse, sino que hay que agarrarse con las manos a las rocas, e incluso hacer alguna pequeña trepada. Quienes quieran llegar a la Chorrera del Avellano, incluso tendrán que agarrarse a una cadena que hay instalada en la ruta. Lo bueno es que cada cual puede decidir dónde darse la vuelta con la tranquilidad de que, en el camino de regreso, todo va a ser cada vez más sencillo.
El río Tus tiene un curso discreto pero constante. Incluso en los meses más secos, dispone de un caudal lo suficientemente fiable como para que lo habiten truchas y barbos. Los calares que lo flanquean ejercen de enormes acuíferos que aportan agua durante todo el año y también sedimentos, que hacen que la morfología de las pozas vaya cambiando. “La poza del Molino de Jaraiz este año casi no cubre, pero otros años los chavales se llegan a tirar de la cascada”, nos cuenta Gema Aguado, jefa de recepción del 'Balneario de Tus'. Esta casa de baños, que es toda una institución, el año que viene cumplirá cien años de funcionamiento en su formato actual.
A los mandos de este hotel y balneario está José Vicente García Alarcón, que representa a la tercera generación de una saga termalista que inició su abuelo en 1926 comprando parte de estos terrenos, incluyendo el manantial termal del que se nutre el balneario, y cuya primera mención se remonta al año 1566 en las Relaciones topográficas de Felipe II. Mientras nos cuenta la historia del balneario, saluda por su nombre a varios clientes que tienen pinta de venir año tras año. No es muy habitual que un hotel de estas características mantenga su estatus de negocio familiar.
“Mi padre me contaba que aquí, donde ahora aparcan los coches, solía haber 80 o 100 burros con los que traían a los clientes de los pueblos de alrededor en la década de 1940 y 1950, porque entonces todavía no llegaba la carretera”. De aquel balneario ya solo quedan unas fotos muy entrañables que decoran el pasillo que conduce al comedor. E igual que las instalaciones, también ha cambiado mucho la clientela. “Antiguamente venían pastores y agricultores antes de que llegara el invierno para prepararse para el frío”, nos cuenta José Vicente, que nos invita a ir a conocer a Joaquín Altuzarra, médico hidrólogo del balneario.
Altuzarra lo corrobora: “Ahora tenemos medicinas muy potentes, pero antes estos tratamientos eran lo único a lo que tenía acceso esta gente. De todas formas, incluso a día de hoy hay estudios concluyentes que afirman que enfermos crónicos que se tratan en balnearios consumen menos antiinflamatorios, broncodilatadores y protectores de estómago durante los meses siguientes a su estancia”, dice en referencia a las aguas termales de este espacio, catalogadas como cloruradas, bicarbonatadas y sódico-magnésicas, e indicadas para enfermedades reumáticas, respiratorias y digestivas, dependiendo de cómo se apliquen.
Preparando el viaje, en la Asociación Provincial de Empresarios de Hostelería y Turismo de Albacete (APEHT) nos habían advertido de que al valle se va por el agua y se vuelve hablando de comida. Y unos amigos de la zona nos dijeron que teníamos que ir a probar el potaje “bochero” del balneario. La verdad que no apetecía mucho un potaje con estos calores pero, afortunadamente, en estas latitudes un potaje es una especie de revuelto con jamón y pimiento que resulta muy reconstituyente después de una jornada de montaña. Sin embargo, lo que realmente nos conquista es el cordero segureño frito con ajos y el postre de torrija caramelizada sobre una crema de naranja con helado de nata y miel de romero.
El único restaurante que hay abierto durante todo el año en el Hueco de Tus prácticamente podría sentarse a esperar a su clientela, que de una u otra manera llegaría atraída por los encantos del valle. Pero eso no está en el espíritu de esta saga. Prueba de ello es que, en su primera edición de 2021, se hicieron con un Broche Gastronómico del Medio Rural que entrega la Comunidad de Castilla-La Mancha. Luego, en 2024, ganaron el Festival de la Tapa de Yeste con su Gorrino de Vietnam –una papada de cerdo cocinada a baja temperatura que se sirve con gambón y salsa de kimchi envuelta en una hoja de lechuga iceberg–. Además, este año han repetido la victoria en el festival con Pata negra, unas manitas de cerdo deshuesadas y crujientes en su salsa.
“Hacemos comida tradicional de la que comían los pastores de la sierra y que resulta que es la que buscan los montañeros, pero también nos abrimos a lo que demanda un público más joven”. Damos fe cenando una tempura de bacalao con un alioli de papaya y unas alcachofas rellenas con una salsa de setas y gamba roja gratinadas con una muselina de ajo. Es uno de sus platos más conseguidos, con una verdura al dente y un relleno que evoca a los retrogustos de la cocina de la abuela. Uno de sus platos más originales se hace, sin embargo, con producto 100 % de kilómetro cero: un helado de higos, nueces y orujo de Yeste, que prácticamente es un biscuit.
'BALNEARIO DE TUS' - Carretera Yeste - Tus (km 13). Yeste, Albacete. Tel. 679 074 206.
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