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De tapas por Málaga.

Gastronomía a orillas del mar

De tapas por Málaga

Actualizado: 23/01/2015

En la tierra de Pablo Picasso, famosa por sus playas y su calendario repleto de días de sol, es posible comer pescaíto frito o tapas contemporáneas bien en mercados tradicionales o en otros más renovados, en bares de siempre (con más de 45 años) o en algún “cuartel general” que recuerda a los tiempos de la soviética KGB (no hay que asustarse, son las siglas del cocinero Kisko García Bar). En Málaga hay bares cargados de personalidad, en los que imperan el buen ambiente y los sabores más típicos.

“Abre tus sentidos para no perderte nada de lo bello y hermoso que te rodea”, decía el célebre artista Pablo Picasso, y hoy seguiremos su recomendación al pie de la letra (o del plato), porque en la ciudad andaluza hay mucho que ver, conocer y degustar.

Arrancamos en un bar ubicado en una antigua casa malagueña del siglo XVIII que, desde su inauguración en 1971, ha recibido la visita de personalidades tan importantes como Antonio Banderas o la Duquesa de Alba. En El Pimpi (cuyo nombre hace referencia a un popular personaje que ayudaba a los tripulantes y pasajeros de los barcos que llegaban a la ciudad) hay desde una tosta con salchichón de chivo malagueño al moscatel hasta el muy reclamado cazón en adobo.

Cazón en adobo.
Cazón en adobo.

No debemos perder de vista a la Antigua Casa de Guardia, el bar con más solera de Málaga, fundado en 1840, con muros que exhalan 176 años de historias y anécdotas y botas y grifos que atesoran las referencias de su vinoteca. No hay en la ciudad un espacio como este, donde la esencia andaluza y los vinos de la tierra conviven con locales y turistas (ahora también en su puesto del Mercado Merced).

En pleno centro histórico está la bodeguita El Gallo, con sus tapas caseras y su vermut de barril (muy demandado cuando se acerca la hora del aperitivo) y en la plaza de Uncibay, la siempre pintoresca y de espíritu jovial taberna Los Gatos, conocida por sus montaditos y su cerveza bien tirada.

Su nombre recuerda a los años de la inteligencia de la Unión Soviética, pero en realidad no es más que el juego de letras que corresponde a Kisko García Bar. En KGB el cocinero andaluz ofrece una cocina que mira al hoy y al mañana sin dejar de enraizarse en la tradición. En su barra, los comensales ya celebran el regreso del clásico foie caliente con huevo frito sobre puré de patatas o rollitos de pato, aunque desde el propio local nos recomiendan prestar atención al mollete de lechón al curry y cerrar con un postre no apto para quienes se empalaguen fácilmente: la tarta con galleta, plátano y dulce de leche.

Rollitos de pato de Kisko García.
Rollitos de pato de Kisko García.

De lunes a sábado, un mercado de abastos (que fue espacio de astilleros, después almacén, hospital militar y declarado Bien de Interés Cultural en 1979), reúne puestos de ibéricos, embutidos y chacinas; quesos; pescados y encurtidos. Así es el Mercado de Atarazanas, animado y vivaz, repleto de productos de temporada.

Mercado de Atarazanas.
Mercado de Atarazanas.

Con cerca de una veintena de puestos (de arroces, verduras, carnes, croquetas, huevos, cervezas, jamones, conservas o hamburguesas) y su recientemente estrenada remodelación en el Mercado Merced, en pleno casco histórico, la punta de lanza son el producto y la cocina local.

Mercado Merced.
Mercado Merced.

Es cierto, no está en Málaga ciudad, pero no podemos permitirnos obviar Casa Kiko, en el Paseo Marítimo del Rincón de La Victoria, porque su pescaíto frito y sus espetos de sardinas son populares, sabrosos y están muy bien hechos.

Espeto.
Espeto.