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Roque Cano

Vallehermoso, Santa Cruz de Tenerife

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Con la mochila a la espalda salimos desde Vallehermoso, con el fin de conquistar el monte de Roque Cano. Un antiguo camino de pastores guía nuestro ascenso por el barranco, mientras que a nuestro paso un mini acueducto nos recuerda que, antiguamente, eran los agricultores los que ascendían con sus mulas para recoger el agua que abastecía sus tierras.

Las innumerables terrazas agrícolas construidas por los vecinos se convierten en los peldaños de una escalera natural que nos encumbra a la cima. Allí, en lo más alto, y a espaldas del Parque Nacional de Garajonay, una montaña de piedra construida a base de la erupción de magma ya solidificado se ha convertido en el elemento más característico de esta cuenca, hasta el punto de que es el protagonista central del escudo del municipio.

Gracias a la inaccesibilidad de la que cuenta este monumento natural, su fisionomía se ha convertido en el mejor ecosistema para la conservación de especies botánicas autóctonas, como la magarza gomera, el pajonazo o el senecio hermosae, una especie de la que solo podremos disfrutar aquí o en el Roque Agando.

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Roque Cano