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Alpera

El gran nevero albaceteño

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Una inmensa bola de pequeñas piedras trabadas con argamasa forma la imagen más icónica de la localidad de Alpera. Se trata de un nevero de casi diez metros sobre una base poligonal de 12 lados de 5 metros cada uno. Se encuentra en los alrededores de la localidad y es uno de los ejemplares más característicos de la arqueología industrial peninsular. Su construcción data del siglo XVI aunque alcanzó su auge en el XVIII debido a la gran demanda de hielo como refrigerador de alimentos. 

Del XVII es la iglesia de Santa Marina. Y del XVIII, su ampliación. Su arquitecto fue José López, un cantero de la catedral de Murcia. En una capilla lateral se conserva un lignum crucis que regaló el Papa Pío V a D. Juan José de Austria, y éste último a su vez se la regaló a su confesor Pedro Alejandro Villaescusa, natural del pueblo. Otros ilustres descendientes de Alpera dejaron su impronta en la Cueva de la Vieja, una catedral del arte rupestre levantino que perdura posiblemente desde hace unos 10.000 años.

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