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Arapiles

La batalla que marcó el curso de la historia

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En una llanura sólo interrumpida por los resaltes de Los Arapiles, al sur de la capital salmantina, se levanta este municipio que ha pasado a la historia por la famosa batalla librada en sus campos el 22 de julio de 1812. Durante la Guerra de la Independencia, aquí se enfrentaron el ejército francés comandado por el general Marmont y el aliado, bajo las órdenes del general Wellington. Dos prominentes cerros, que reciben los nombres de Arapil Chico y Arapil Grande, sirvieron de atalayas para seguir el desarrollo de los combates que se disputaron a sus pies. Hoy en día, 200 años después, encaramarse a cualquiera de ellos induce a revivir aquellos hechos pasados en los que cambió el curso de la historia. Antes de hacer el recorrido señalizado, que lleva por los diferentes emplazamientos del campo de batalla se recomienda visitar el aula de interpretación habilitada en el pueblo para informar de los pormenores de la batalla con paneles, reproducciones, elementos de la época y un espectacular diorama.

Desde hace varios años, el fin de semana más próximo a la efeméride los vecinos de Arapiles celebran los hechos acaecidos con desfiles, campamentos y la recreación de la batalla en los campos,  declarados hoy Sitio Histórico. Como recuerdo queda, en la falda del Arapil Grande, un sencillo monolito sin leyenda alguna. 

En el centro de la localidad destaca el interior de la parroquia, cuya capilla mayor está cubierta con una armadura octogonal con cuadrantes en abanico, y donde se venera un Cristo crucificado de mediados del siglo XVI. 

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