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Becerril de la Sierra

Corazón de granito

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Un mar de robles, pinos y encinas se deja mecer por el viento serrano, simulando ser un suave oleaje de color verde que llega los pies del Puerto de Navacerrada, bajo la atenta mirada del altísimo Pico de la Maliciosa. Cobija el Descansadero de los Enebros, un rincón muy conocido por quienes recorren las sendas madrileñas de la ruta del Camino de Santiago. Mucho tiene que ver el cerco al que los bosques someten al casco urbano de Becerril de la Sierra, con su tradición ganadera; presente en el transcurrir de las Fiestas del Buen Consejo y razón poderosa que justifica la fama que lo señala como uno de los mejores lugares de Madrid para degustar carne a la brasa. Tierra de pastores, carboneros y canteros, donde los edificios, modernos o antiguos, comparten la naturaleza de granito de sus muros, aunque sus formas sean totalmente opuestas. La iglesia de Nuestra Señora de la Asunción, con su forma picuda, heredada de la montaña, coexiste en armonía con la barroca parroquia de San Andrés Apóstol, del s.XVI, que parece buscar un rincón de paz, ubicándose a las afueras del municipio; todo lo contrario que el moderno Ayuntamiento, asentado en el número uno de la plaza de la Constitución, el corazón del municipio; que se empeña en marcar, con su reloj, el ritmo al que debe discurrir la vida de vecinos y visitantes, mientras les insta a recalar en la plaza de Mariano Martín o a tomarse un respiro en el Parque de Joan Miró.