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Burbáguena

Torre mudéjar a la vista

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Conforme se acerca el viajero a Burbáguena, un alfiler de ladrillo va emergiendo entre los techos de las casitas de piedra que descansan en la orilla derecha del Jiloca. Se trata de la torre mudéjar de la iglesia de Nuestra Señora de los Ángeles, un bonito templo que fue declarado Bien de Interés Cultural. El edificio, construido en el siglo XVIII, destaca por su preciosa portada rematada con un arco de medio punto entre cuatro columnas corintias. Este pueblo conserva un interesante patrimonio arquitectónico de estilo renacentista aragonés. Un ejemplo ilustrativo es la casa palacio que se encuentra cerca de la iglesia y que mantiene un buen estado de conservación. En lo alto de la colina se pueden visitar las ruinas del antiguo castillo que se alzó en el siglo XII (las primeras informaciones del pueblo datan del 1156).

En sus inmediaciones encontramos numerosos huertos, plantaciones frutales y bosques de chopos, en los que se pueden contemplar ejemplares del chopo cabecero, unos árboles centenarios que constituyen todo un símbolo para los agricultores turolenses y que cuentan hasta con una asociación nacional que reclama estrategias para su conservación. Muchos coinciden en que el Valle del Jiloca, donde se alza Burbáguena, no sería lo mismo sin su presencia. Ojo con las visitas en épocas de lluvia: la calle Rambla Puerto suele inundarse dejando al pueblo dividido en dos. Para aquellos viajeros que disfruten del senderismo, es recomendable seguir el camino al pueblo vecino de Báguena, a unos cuatro kilómetros. La senda pasa por una fuente y un antiguo molino de harina.

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