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Candelaria

Bajo la mirada de nueve reyes

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De espaldas al Atlántico, protegiendo la ciudad, nueve reyes guanches muestran desde sus imponentes figuras de bronce una villa marinera que ancla sus raíces en el hallazgo de la imagen de una virgen, la Candelaria, por los antiguos pobladores aborígenes de la isla. Más allá de ser un lugar de peregrinaje, este pueblo pesquero, a tan sólo diecinueve kilómetros de Santa Cruz de Tenerife, merece una visita. Rodeado de cuevas, espacios naturales protegidos y magníficas playas de fina arena negra, donde se puede practicar el surf, posee también un bonito casco histórico.

El centro, lleno de pequeñas tiendas, la mayoría de objetos religiosos, es el lugar donde los candelarieros se reúnen y el punto desde el que iniciar la visita a la ciudad. Desde aquí se llega a una amplísima plaza, la de la Patrona de Canarias, que se asoma a la orilla del mar y que sirve de punto de partida para conocer las cuevas de Achbinico y de los Camellos y admirar las esculturas de los "menceyes", los nueve reyes guanches que gobernaban la isla de Tenerife antes de la conquista castellana en el siglo XV. Al frente, la basílica de Nuestra Señora de la Candelaria donde se guarda la imagen de la patrona de Canarias.

En el barrio de Santa Ana se erige la iglesia del mismo nombre, fundada por los vecinos en 1575 y que posee un rico patrimonio artístico en su interior. En la misma vecindad está el centro alfarero ‘Casa de las Miquelas’. A diez minutos a pie de la basílica se encuentra el puerto pesquero de El Pozo, que mantiene viva la tradición laboral en torno al pescado. El Pozo recibe su nombre del antiguo yacimiento de agua dulce que existía muy cerca de la zona.

No conviene cerrar la visita sin tomar algo en los bares y restaurantes del Paseo Marítimo, mirando relajadamente al océano.

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