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El Escorial

Una villa leal

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Emparedada entre las faldas de la Sierra de Guadarrama, se emplaza la residencia más real de las afueras de Madrid. Sombras de encinas, de fresnos, relieves poco pronunciados bosquejan su paisaje natural, donde armonizan el águila imperial, la cigüeña blanca, el gato montés, serpientes y anfibios... y un largo etcétera de fauna y vegetación. Mucho más que ser únicamente la vecina de la turística San Lorenzo del Escorial, con quien comparte historia aunque no ayuntamiento, El Escorial es montaña, es nieve, un formato atractivo de interés cultural. Bienvenidos, pues, a un pueblo que ha sabido preservar su patrimonio en un estado de belleza constante, latente en la Granjilla de la Fresneda, en el Monasterio de Prestado, en la iglesia de San Bernabé, en la ermita de la Virgen de la Herrería y en la Casita del Príncipe, patrimonio de la humanidad para la UNESCO de 1984. Y como no todo es arquitectura, el municipio también hace amistad con la naturaleza, eligiendo el Pico de las Machotas y el Bosque de Herrerías como la presencia más contante y vistosa de los espacios verdes, un conjunto de recursos que la convierte en el lugar perfecto para hacer del ocio una escapada.

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