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Ferreira

La puerta de hierro de Sierra Nevada

Sierra Nevada es una maravilla que no nos cansamos de contemplar. Sus cumbres blancas, la riqueza de sus tierras (también en hierro, lo que da nombre a este pueblo) y la pureza de sus aguas hacen que estos pueblos tengan un encanto mágico. Ferreira, en la cara norte de la cordillera, es uno de estos pequeños pueblecitos donde el tiempo parece detenerse para observar la maravilla del paisaje con más detenimiento. Sus tranquilas calles, rodeando el centro neurálgico de la población, la plaza de la Constitución, con su iglesia y su ayuntamiento, son perfectas para degustar algunos de los deliciosos quesos o embutidos, típicos de esta zona, pasear tranquilamente o ir calentando para una jornada de senderismo por los alrededores o de esquí en la pista del Puerto de La Ragua. Destacan los preciosos almendros, que florecen en primavera, y el precioso castañar que está en las inmediaciones y que regala, en otoño, a nuestros ojos unos colores que no creíamos posibles de encontrar fuera de la paleta de un pintor.

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